Restaurante Palacio Mijares en Santillana del Mar

Muy bonito el sitio, buena cocina, pero el cuchillo de "carne" debe ser para el paté de pato

Tuvimos la fortuna de asistir a una boda en este bonito palacio situado a tan solo media hora en autobús de Santander, y la experiencia superó todas nuestras expectativas. Desde el primer momento, quedamos impresionados por la belleza del entorno y la elegancia de las instalaciones. Rodeado de jardines bien cuidados, el palacio combina modernidad con un encanto acogedor que lo hace ideal para celebraciones especiales. El evento comenzó en el exterior, donde disfrutamos de un exquisito picoteo mientras nos dejábamos envolver por la tranquilidad del lugar. Entre los aperitivos, destacaron el jamón recién cortado, anchoas preparadas al momento con una delicadeza impresionante, croquetas de diversos sabores (cada una mejor que la anterior) y un pulpo con patatas que estaba simplemente perfecto. Todo esto fue acompañado por música en directo, que añadió un toque mágico al ambiente. La celebración continuó en la primera planta del interior del palacio, donde tuvo lugar el banquete. El salón era amplio, elegante y decorado con un gusto impecable, realzando aún más el carácter especial de la ocasión. La música en directo continuó, en el posterior baile, creando un ambiente vibrante y lleno de alegría que no dejó a nadie indiferente al rememorar muchos de los temas favoritos de la pareja y de sus invitados. La barra libre (y la cantidad y frecuencia con la que beben algunos) no pareció hacerle especial ilusión a alguno de los camareros, pero entiendo que no es lo mismo estar celebrando que trabajando para tantos asistentes. En cualquier caso, este palacio es un lugar de ensueño que combina una ubicación privilegiada, instalaciones adecuadas a un evento de este tipo, y una atención al detalle a la altura de las circunstancias.

Restaurante con unas instalaciones expectaculares. Todos los platos que pedímos fueron un acierto, pero me atrevo a aventurar que creo que más que suerte se debe a la buena elaboración de la totalidad de la carta......Pero lo más relevante fue sin duda la atención y en especial la de Miguel que espero continúe con el gran trabajo que realiza y poder repetir experiencia.

La experiencia fue fabulosa fuimos 20 personas y era el cumpleaños de un familiar nos dijeron donde sentarnos al poco tiempo y nos atendieron y sirvieron velozmente. Agradezco que sirvan primero a los niños (así no estarán inquietos). Nos trataron como reyes a los adultos, solamente quería destacar 2 cosas sobre el trato de los niños. 1. No dejan subir niños solos en el ascensor y creo personalmente que el poder de decidir si pueden les conviene a sus tutores legales y no al personal del lugar. 2. El columpio del que disponía el recinto ese día estaba invitando a que alguien se sentara pero nos comunicaron que no se podía subir y ceo que para evitar confusiones debería existir un cartel en el que imponga la regla.

Esta vez estaba cerrado, ya que tiene sus días de descanso. Merece la pena visitarlo, al menos una vez. Paraje espectacular. Es un lugar que recordarás. 26-10-24 Tuve la ocasión de acudir a una boda y fué espectacular.

El sitio es precioso, tanto el entorno como el palacio, y se come muy bien.

Tanto la comida como la atención de 10

Maravilloso palacio situado en un enclave igualmente espectacular que domina amplias vistas. Dispone de varios salones para banquetes y eventos, terraza abierta al prado trasero y mesitas en el exterior para tomar un aperitivo, además del bonito y luminoso comedor con buenas mesas, cómodas sillas y menaje acorde a un lugar tan especial. A destacar la atención tan profesional, eficaz y distendida a la vez del Jefe de Sala de principio a fin, y en general de todo el personal. Nos obsequiaron con una bola de "mantequilla" acompañada de un chupito de gazpacho riquísimos ambos. Tomamos un turrón de foie sabrosísimo y un saquito crujiente de queso, puerros y langostinos como entrantes muy buenos. Una ventresca de bonito exquisita y en su punto exacto y un laminado de carne roja exquisita con unos pimientos de Isla con un sabor de locura. Todo regado con un espumoso brut nature Pasiego que nos sorprendió para bien: "Maldita la hora" de la zona de Castillo Pedroso. De postre nos animamos a pedir crema cuajada de queso fresco y frutos rojos con helado, y mousse de yogur con fresas confitadas, gustándome más éste último quizá también por ser más ligero. En resumen, lugar perfecto con una relación calidad-precio genial.

Precioso lugar ideal para celebraciones. Ahora bien, el restaurante que hasta hace unos años era una opción ideal por su menú de diario, ahora resulta francamente caro, supongo que será la razón para que en pleno agosto únicamente tenga 3 o 4 mesas ocupadas. Carta atractiva en platos y vinos. Buen servicio. Precio alrededor de los 60€. Una pena (o mejor dicho, un error), que tras una comida de varios comensales no tengan siquiera el detalle de invitar al chupito de crema de orujo y lo cobren a buen precio.

El servicio y la comida excelentes y a un precio moderado comparado con otros lugares de menor categoría. El maitre fue muy amable aconsejándonos en todo momento lo que podíamos escoger. Comimos 3 entrantes: rabas, croquetas y alcachofas y 4 segundos: merluza, lubina, bacalao y solomillo. El producto, su presentación y elaboración excelentes. Los postres también.