Restaurante Los Ilustres en Valladolid

Ubicado en el corazón de Valladolid, junto a la catedral, se presenta como una oferta gastronómica que fusiona tradición castellana con toques contemporáneos. Su carta es un homenaje al producto local, destacando platos como el lechazo asado en su punto justo de ternura y un cocido castellano los jueves que despierta nostalgia. El ambiente es elegante pero acogedor, con una atención al cliente cercana y profesional. Los vinos, cuidadosamente seleccionados, pueden satisfacer cualquier deseo. Ideal tanto para una comida especial como para dejarse sorprender en una cena sin prisa. Aquí se demuestra que la cocina de raíz también puede reinventarse con estilo y respeto. En las paredes de su planta inferior se pueden apreciar retratos de personajes ilustres relacionados con Valladolid, como Miguel Delibes, Rosa Chacel, Concha Velasco y Alonso Berruguete, además de Francisco Umbral, José Zorrilla, Miguel de Cervantes, Felipe II e Isabel La Católica. Tuvimos la fortuna de presentarnos aquí un jueves y nos enteramos de que ese día de la semana se hace un cocido especial, pero hay que reservar con antelación y todas las plazas estaban cubiertas, pero nos ofrecieron la posibilidad de tomar una degustación en la planta baja a lo que accedimos encantados. Como todo buen cocido lleva aparejado una sopa de fideos. Un buen anticipo de los sabroso que estaría el origen de ese caldo.

Realmente tenía la intención de comerme una brocheta de lechazo en el restaurante de justo al lado, pero un sábado sin reserva imposible... pero no me salió mal la jugada porque en Los Ilustres había sitio libre y me comí un torrezno y unas croquetas muy ricas. El vino Lilium estaba muy bien.

Bar restaurant cerca de la catedral, excelente todo, fui por recomendación y seguro volveré a ir a probar nuevos platos, la atención de el personal excelente, la comida excelente, recomiendo la chuleta de vaca y las patatas a la importancia y de postre la torrija, seguro volveré a ir

Bar Restaurante al lado de la Catedral de Valladolid . Lugar ideal para tomar el vermut y unas tapas por el centro . Muy recomendable el tardeo!! El sitio es muy bonito y el ambiente excelente . La atención muy buena y rápida. A destacar las patatas a la importancia, las croquetas d jamón, pero sobre todo la de manzana , buenísima!! Se puede comer muy bien en la barra , con varias raciones a compartir , por menos de 20€/persona. Pero también tienen un salón precioso para comer un menú y otros platos de la carta . Calidad /precio excelente!!

Restaurante en pleno centro de Valladolid, junto a la catedral. Ambiente fantástico, discreto y tranquilo. El servicio perfecto, muy atento y servicial. Personalmente hemos ido a probar el cocido, y han superado con creces las expectativas. De primero, croquetas de jamón y una ensalada de tomate, espectacular. De segundo la sopa, donde tienes la opción de consumir la cantidad que quieras, pues dejan la sopera en mesa, y más tarde una bandeja inmensa con todo el resto. Éramos dos comensales y era más que de sobra, y somos de comer. Para terminar, un digestivo en forma de copa, buenísimo y fresco. Variedad muy amplia de vinos, la cual si recomendaría fuera algo más económica. Tienen también opción de tapear en la barra, en planta baja o terraza. En resumen, en base a mis experiencias, lo recomiendo! Repetiré! De 10

Cocina no a la altura del lugar. Sitio agradable y en lugar privilegiado de Valladolid. Desafortunadamente la cocina no acompaña. Entrecot duro. Lo pedí al punto y me lo dieron muy hecho. La carne estaba dura.

Las raciones pequeñas, el plato de criadillas guisadas, que están muy buenas, en tamaño bien pero casi todo era salsa, nos sacaron el vino tinto, Dehesa de los canónigos, demasiado caliente ( siendo una botella de 36€). El pan, bollito pequeño, a 1,90€.. El local es bonito.

Simplemente compartir la amabilidad del personal. Creo que es una de las cosas más importantes, que te atiendan con una sonrisa es de agradecer enormemente. Muchas gracias por la cena de este sábado por la noche.

Está junto a la catedral Cena de tapas en barra. Todas muy buenas. Unas aceitunas aliñadas excelentes. Hay también restaurante en mesa. Demasiada calefacción, un ambiente un tanto agobiante por el calor. Pero está bien. Poca gente cuando fuimos (miércoles, día de cierre de bares en la ciudad) y, por tanto, rato agradable. A tener en cuenta.

Comida en familia. Lo mejor las patatas a la importancia. Destacaría también el entrecot de ternera, exquisito. Pedimos otras carnes (rabo y cochinillo); también chipirones.Todo bien ejecutado y regado con un Crianza. Los postres mejorables ( tarta de queso y la especialidad -una especie de pudding con miel algo insulso. Un pero, la mesa muy alejada de las vistas a la Catedral, y eso que la reserva se hizo hace una semana. De precio, pues algo elevado, pero el sitio y el producto se pagan.