Restaurante Entretierras en Urueña

Gran restaurante con magnífica cocina. La dueña es encantadora y el jardín muy agradable. Hemos recibido un trato excelente

Una gran atención por parte de todos los trabajadores. Un restaurante bonito, con una terraza muy acogedora y verde. Nos gustó mucho tanto el sitio como la comida. Platos bien elaborados. Las croquetas de cecina estaban perfectas. El pollo tierno y con mucho sabor al igual que las carrilleras. El pueblo en el que se sitúa es bonito. La hidromiel que tienen esta muy buena, en concreto la “Aloja” que al ser espumosa es muy refrescante y esta buenisima. Los platos de las fotos, mas agua y dos de hidromiel junto con pan, en total nos costó 82€.

Nos hemos encontrado el restaurante de forma totalmente inesperada y ha sido un gran descubrimiento, la comida buenísima y la atención también. El sitio tiene un jardín muy bonito. Comimos alcachofas,humus de garbanzos pollo de corral y bacalao, todo recomendable y probamos la hidromiel. Un dato curioso, en la carta pone las unidades de hidratos de carbono para diabéticos, otro detalle qué suma. Repetiremos

Comida exquisita y ambiente muy agradable. Terraza de verano. Buen servicio y amabilidad por parte de los empleados. Muy recomendable, volvería!

Solo tomamos un café, tiene un patio interior muy agradable y bonito, ideal para tomar algo.

Todo un descubrimiento! Comida de calidad a precio razonable en un jardín bonito y acogedor. Pero lo que realmente hace único a este lugar es su dueña. Cercana, apasionada y encantadora, te recibe como en casa y te guía por la carta como si te contara una historia. Cada producto tiene un origen, una anécdota, una conexión con el pueblo o con tradiciones locales que ella comparte con una calidez que se agradece muchísimo. Volveremos 100%

Maravillosa experiencia. Un ambiente relajado, súper agradable. En un jardín precioso, música elegida y con volumen adecuado para poder charlar. La persona que nos atendió, una maravilla, una atención de 10, explicándonos toda la carta. La comida estupenda. Cantidad adecuada. Alcachofas muy ricas. Solomillo de ternera en su punto. Bebidas exquisitas; probamos cosas distintas como el hidromiel y un vino Rueda. Postres de 10 (coulant y tarta de queso). Recomiendo visitarlo. El precio rondó unos 35-40 euros por persona lo que nos parece muy ajustado a la calidad

Entretierras se ha convertido en uno de mis restaurantes predilectos, algo así como un pequeño refugio al que acudir para disfrutar en cuerpo y alma. Lo descubrimos por casualidad en una escapada espontánea a Urueña y repetiremos pronto sin dudarlo. Sus platos son excepcionales en sabor y presentación, se nota el mimo y el cuidado por la buena cocina en cada bocado. El personal es amable a más no poder y su terraza, decorada con un gusto precioso, suma a la experiencia gastronómica un plus de paz y armonía. Recomendamos la ensalada de perdiz escabechada, el solomillo de ternera y, de postre, el crumble de manzana. Enhorabuena a su dueña por haber creado un cálido hogar, ahora también para los visitantes de la Villa del Libro.

Te dan la posibilidad de menú degustación o carta. Había algún plato del menú que no nos terminó de convencer y pedimos carta. Mientras esperábamos nos trajeron un detalle de la casa , una especie de mini empanadilla crujiente que estaba francamente buena. Eso nos hizo albergar esperanzas de comer bien. ¡Error! De primero nos trajeron unas alcachofas con jamón(poco) que además de faltarle sabor le sobraba aceite. Después un calamar encebollado demasiado duro aunque si lograron acertar con la salsa de tinta de calamar. Por último un chuletón de vaca que no recomendaría . De postre pedimos una torrija que seguía la línea de lo anterior(falto de sabor) y dos cafés (malos). Pedimos una botella de tinta de Toro crianza y pagamos 97€. Yo no lo puedo recomendar a pesar de la simpatía tanto de la dueña como de los camareros aunque esto sea lo mínimo exigible.

Maravillosa experiencia en este encantador restaurante de Urueña. Probamos el menú degustación Duelos y Quebrantos, siguiendo el consejo de la dueña, y desde luego bien que hicimos. Estaba todo delicioso, en la cantidad justa y muy equilibrado. Un festival de sabores y aromas, cuyo broche final puso la bebida artesanal hecha de miel: Aloja le llaman. El trato del personal fue exquisito; el comedor con las mesas justas para comer cómodos, con holgura y con tranquilidad, sin ruido excesivo. Ni un pero que poner. Totalmente recomendable y repetible.