Restaurante El Imparcial en Madrid

Sencillamente encantador; sencillamente extraordinario. Menú casero a una antigua redacción de un diario. Entradilla librería temática.

Genial sitio cercano a sol con una muy buena atención y platos muy bien tratados.

Me gusta la luz cálida que recibe el comedor a través de sus grandes ventanales y el ambiente acogedor y tranquilo. Atención y servicio muy agradable.

Situado en un edificio señorial del siglo XIX en pleno barrio de Tirso de Molina, El Imparcial es mucho más que un restaurante: es una experiencia estética y gastronómica. Ocupa el antiguo local del periódico homónimo, y su esencia cultural se mantiene viva en cada rincón. El espacio conserva elementos originales del inmueble y los combina con una decoración ecléctica, moderna y sofisticada, creando un ambiente elegante pero desenfadado, ideal tanto para una comida especial como para una velada más informal. La carta es ecléctica, con influencias mediterráneas e internacionales, pensada para compartir y adaptada a todos los gustos. Platos como el tataki de atún, las croquetas cremosas de jamón o los baos de panceta glaseada son algunos de los más destacados. La propuesta culinaria mezcla tradición y modernidad con acierto, ofreciendo sabores intensos y bien equilibrados. También hay opciones vegetarianas y postres que sorprenden, como su versión de la tarta de queso o el coulant de chocolate. El servicio es amable, joven y muy atento, con buenas recomendaciones tanto para platos como para vinos. Además, el local acoge exposiciones y actividades culturales de forma puntual, lo que le da un aire vibrante y dinámico. El Imparcial es uno de esos lugares que combina gastronomía, arte y diseño, convirtiéndose en un imprescindible del circuito foodie madrileño.

Local amplio muy bien ambientado, comida riquísima, y servicio rápido.

Todo genial y la comida muy buena en general. El katsu tenía mucho sabor a canela lo cual era un poco raro y las croquetas estaban un pelín saladas pero estaba bastante bueno igualmente.

el imparcial !!!!! INEVITABLE visita si pasas por Madrid.

La comida en sí no es especialmente destacable. Lo mejor el sorrentino y las carrilleras. El falso risotto y las croquetas de guanciale dejan bastante que desear. Lo que sí es especialmente destacable el servicio. Nos atendió Bárbara, la host, y fue completamente encantadora y atenta. Nuestro camarero fue José, y a pasear de ser bastantes nos atendió también de 10, super atento y siempre con una sonrisa. Tienen gente muy amable , en ese aspecto de los mejores sitios cerca del centro donde no te tratan rápida y malamente.

Recomendación de nuestro amigo cónsul, ha sido un lugar muy especial para nosotros, pues es perfecto para descansar un poco del bullicio de Madrid. Es el piso que albergara otrora a uno de los periódicos más grandes de España.

Tuve una cena agradable con mi hija y su novio en este lugar especial. Especial porque está en el segundo piso sobre una tienda y porque es una habitación larga con una mesa central larga y mesas a los lados. La comida es buena, aunque un poco diferente en calidad. Mi entrante, las croquetas de calabaza eran medias mientras que las otras tenían mejores opciones con alcachofas y steak tartar. Los platos principales eran buenos con una muy buena carrilera ibérica. Buen ambiente, no demasiado ocupado, buen personal.