Restaurante El Aguador Puerta Oro en Sevilla

13/10/2025: Visitar La Cayetana es, en principio, una promesa atractiva: un local con buena carta, estética cuidada y una cocina que apunta maneras. Y, en efecto, la propuesta gastronómica cumple con nota en muchos aspectos. Lástima que el servicio empañe lo que podría haber sido una experiencia redonda. La cocina: producto y sabor con momentos brillantes La comida, en líneas generales, está muy bien trabajada. Buena materia prima, puntos de cocción precisos y combinaciones equilibradas. La tosta de steak tartar es un acierto: carne magra de calidad, bien aliñada y en su punto, sin excesos ni artificios. Las puntillitas fueron la sorpresa de la velada. Esperábamos el clásico frito andaluz y, sin embargo, llegaron en una suerte de guiso con pimientos y una base que recordaba a sémola o pasta. Original y muy sabroso; una reinterpretación que funciona. El pulpo, servido con patata cocida en su punto justo, merece mención especial: textura perfecta y sabor limpio. También el calamar, tierno y bien tratado, aunque algo justo de tamaño. El tartar de atún es, sin duda, el plato estrella. Trozos generosos, frescos y sabrosos. Una elaboración sencilla, pero muy bien ejecutada. En cambio, el arroz negro fue la gran decepción: insípido y sorprendentemente escaso para su precio (18 € por ración individual). No invita a repetir. Los postres, correctos sin más, no aportan nada memorable. Cumplen, pero no destacan. El servicio: una sombra innecesaria Donde la experiencia se vino abajo fue en el trato. El camarero asignado, con gestos poco afortunados y una actitud más cercana a la desgana que a la hospitalidad, consiguió que el ambiente se volviera incómodo. Una lástima, porque no hablamos de un bar de barrio, sino de un restaurante que aspira —o al menos aparenta aspirar— a cierto nivel. Faltó amabilidad, profesionalidad y, sobre todo, educación. No pedimos servilismo, pero sí respeto y una sonrisa. Conclusión La Cayetana tiene cocina, tiene producto y tiene potencial. Pero el servicio, tal como lo vivimos, no está a la altura de lo que cobra ni de lo que promete. Una experiencia gastronómica que pudo ser excelente, pero terminó dejando un sabor amargo. Y eso, en hostelería, pesa más que cualquier arroz mal resuelto.

13/10/2025: Todo muy bueno, pero el arroz negro…. ¡INCREIBLE!