Restaurante Cambados en Sevilla

En general buena experiencia, la comida, el servicio y el lugar son buenos.

Lugar fenomenal para un merecido homenaje.

Excelente lugar para disfrutar denun gran almuerzo. La milhojas espectacular

Comida de muy buena calidad y trato inmejorable. Repetiremos sin duda. La ensalada de aguacates con anchoas y las milhojas de postre muy recomendables 🔝

Impecable!!!. Murcianica en Ruta!!..

Tapas buenísimas, las croquetas de langostino y bacalao de las mejores que he probado.

Fue un referente de la gastronomía gallega en Sevilla. Ahora, se ha adaptado a los nuevos tiempos.

espectacular el pargo a la sal que comimos. Los entrantes (pulpo, zamburiñas) también estaban exquisitas.

Fuimos hace unos días con mi empresa a celebrar una comida y, sinceramente, la experiencia dejó mucho que desear. Teníamos una reserva en una zona con cristalera, mucho más agradable, pero sin previo aviso, nos colocaron en un salón aislado, cerrado, sin ventilación adecuada y con bastante calor. La única solución fue dejarlo prácticamente a oscuras. Durante toda la comida nadie nos ofreció la carta, se fue pidiendo según nos sugería el camarero, sin saber los precios ni tener ningún tipo de orientación. Esto provocó que al final termináramos pagando precios abusivos por unas gambas, que hay que decir que estaban muy ricas, pero con precios muy elevados, a 230 €/kg. cuando había platos de gambas a precio cerrado por 28 €, pero nadie nos dijo esta opción. Una experiencia poco transparente, nos dio la sensación de haber sido aprovechados. Para un restaurante de este nivel, lo mínimo que se espera es honestidad y un trato al cliente profesional. No repetiremos.

Fuimos hace unos días con mi empresa a celebrar una comida y, sinceramente, la experiencia dejó mucho que desear. Teníamos una reserva en una zona con cristalera, mucho más agradable, pero sin previo aviso, nos colocaron en un salón aislado, cerrado, sin ventilación adecuada y con bastante calor. La única solución fue dejarlo prácticamente a oscuras. Durante toda la comida nadie nos ofreció la carta, se fue pidiendo según nos sugería el camarero, sin saber los precios ni tener ningún tipo de orientación. Esto provocó que al final termináramos pagando precios abusivos por unas gambas, que hay que decir que estaban muy ricas, pero con precios muy elevados, a 230 €/kg. cuando había platos de gambas a precio cerrado por 28 €, pero nadie nos dijo esta opción. Una experiencia poco transparente, nos dio la sensación de haber sido aprovechados. Para un restaurante de este nivel, lo mínimo que se espera es honestidad y un trato al cliente profesional. No repetiremos.