Restaurante Brisa en Cedeira

Precios altos y raciones pequeñas,sales con hambre.

Mi esposa y yo venimos de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) a Cedeira y hemos ido directamente al restaurante para comprobar in situ las maravillas de las que nos hablaron. Ha merecido la plena recorrer 1.400 Km. Estamos encantados con la comida, con la atención y el ambiente tranquilo y recogido que se siente disfrutando de la exquisita comida. Caldo gallego, bonito en rollo, salpicon de pescado, raxo, zamburiñas, gambas plancha, pez espada a la plancha... Cualquier rincón de la carta esconde una exquisitez. Si vienen a Cedeira no pueden dejar de visitar este templo de sabor.

Absolutamente recomendable. Trato muy agradable y comida excepcional.

Recomiendo este restaurante por la buena atención y la calidad de la comida. El personal no puede ser más agradable y atento. ❤️

He pedido una reserva tarde y aunque hayan tardado un poco la espera a merecido la pena ya que estaba todo buenísimo

Me gustó todo y muy bien atendidos. Volveré.

Cenamos allí lA atención inmejorable todo riquísimo y de muy buena calidad las zamburiñas las mejores que he probado y el cochinillo increíble sin duda lo recomiendo

Hemos comido hoy allí y a pesar d no tener reserva ya que son las fiestas,nos atendieron super bien,tuvimos que esperar un poquito que quedara una mesa libre en la terraza ya que el comedor estaba lleno de reservas. Hemos pedido percebes y cochinillo,todo muy bueno. La camarera muy atenta siempre Relación calidad-precio buena Repetiremos sin duda

Percebes y raxo. Todo muy bien. El servicio de mesa muy bueno y muy agradable en su teraza. Buen acierto Gracias por todo.

Nuestro favorito en Cedeira, elegimos 3 platos a compartir y a cada cual mejor. El primero fueron unos berberechos a la crema, suelo ser amigo de consumir este tipo de productos a la plancha para respetar su sabor original, "a mar", pero la combinación con la crema que lo sirvieron resultaba acertadísima. El segundo, un raxo con salsa de vicio, el nombre de la salsa es acertadísimo porque tanto con el raxo como con las patatas fritas caseras que lo acompañaban no podías parar de untarla. Y el tercero, la mayor sorpresa de la comida porque no lo conocíamos, el cochinillo de porco celta, tiernísimo, con la piel crujiente, a la altura (si no por encima) de sus primos de Segovia. Para acompañar estos suculentos manjares, una carta de vinos muy interesantes, como en Viña Alberdi de Rioja que elegimos. La atención en sala espectacular, amables y simpáticas a partes iguales. Y calidad/precio, nos pareció la mejor comida que hicimos en tan bonito pueblo.