Restaurante Atalaya en Mondariz-Balneario

Íbamos de viaje,, decidí más desviarnos para ver el pueblo y comer comer, cuando paramos, estaban totalmente desbordados, sin embargo, nos dijeron que no nos preocupáramos que comer, comeríamos, y realmente lo hicimos muy bien. El tiempo de espera no fue culpa suya, debimos de decidir parar todos a la vez. Comida realmente buena.

Casa de comidas típica gallega al lado del Balneario de Mondariz. Comida casera, muy bueno todo, raciones generosas. Tomamos pulpo (muy bueno), merluza a la romana, zamburiñas, pimientos de Padrón, navajas y una milanesa con patatas fritas (caseras). Precio muy razonable, con una terraza ideal para estar en verano. El servicio ha sido amable y rápido. Ideal para ir con niños y disfrutar de comida típica casera gallega. Me he quedado con ganas de probar los arroces... tenían muy buena pinta.

La comida es buenísima, el lugar huele un poco mal 😅

Los helados los mejores que he tomado en mi vida.

Impresionante el arroz de rape y zamburiñas así como los longueirones. Las 2 señoras que nos atendieron de 10, muy familiares.

Hoy comimos un arroz con rape y zamburiñas que estaba exquisito!! Altamente recomendable el sitio

Entramos por casualidad y nos encantó el restaurante, comida casera, atención magnífica y ambiente muy bueno Comimos un caldo gallego,pulpo, pimientos del padrón y empanada. 100% recomendable

Comida casera muy buena, compramos para llevar

Raciones grandes. Atención cercana y amable. Cocina casera. Paciencia en tiempos de servicio.

Descubrimos el restaurante Atalaya durante nuestra visita a Mondariz y fue, sin duda, uno de los grandes aciertos del viaje. El entorno es precioso, con vistas que invitan a quedarse y disfrutar sin prisas. El ambiente del local es tranquilo, acogedor y con una decoración cuidada que transmite muy buen gusto. La atención del personal fue excelente: cercanos, atentos y muy profesionales. Da gusto cuando te hacen sentir como en casa desde el primer momento. En cuanto a la comida, simplemente deliciosa. Se nota el mimo en cada plato, con productos de gran calidad y una combinación perfecta entre tradición gallega y toques más creativos. Probamos un pescado del día que estaba espectacular, y las recomendaciones fuera de carta fueron todo un acierto. Las raciones son generosas y la presentación muy cuidada. El postre casero fue el broche de oro. Un lugar al que sin duda volveremos y que recomendaría a cualquiera que quiera comer bien en un entorno único. ¡Enhorabuena a todo el equipo de Atalaya!