Raro Restaurante en Valencia

Local con una estética muy cuidada, comida de calidad y con un sabor brutal, personal muy amable… seguro que repetimos!

Restaurante muy original, decoración muy llamativa. Servicio perfecto. La comida es original, pero mejor déjate aconsejar porque nosotros nos la dimos de listos y no nos gustó en general. Platos muy bien presentados pero con una combinación de sabores que no gusta a todo el mundo. El precio algo caro, pero el local y el tipo de platos lo merece. Lo dicho, déjate aconsejar.

Combinaciones “raras” que son un acierto. Incluso el baño es sencillo pero arriesgado. Recomiendo el brioche y la tarta de queso! Además nos pareció muy bien de precio. 23€ por persona y comimos bastante.

La comida buenísima, destacó la ensaladilla, la croqueta, y el canelón de pollo al ast, y la tarta de queso, estábamos en la terraza y nos sirvieron enseguida, Antonio el camarero todo el rato pendiente, no tuvimos que esperar para las bebidas durante la comida. Un restaurante muy recomendable. Pedimos el menú de 5 platos y de cantidad genial.

Los platos son originales pero un poco excesivo el precio para la cantidad de las raciones

Ambiente muy agradable, decoración increíble, la comida de 10 y el servicio inmejorable, volveré.

Todo de 10: el ambiente súper acogedor, un local de diseño muy chulo y agradable. El servicio inmejorable, todos los camareros muy atentos y amables. Y la comida muy sorprendente, buenísima y novedosa. Sin duda un descubrimiento del que nos habían hablado fenomenal y ahora hemos podido descubrir por nosotros mismos. Recomiendo 100%.

Fue una muy buena experiencia, y no me resultó nada caro para lo bueno que estaba todo y la calidad de los platos, mi preferido fue el bikini de carrillera, y en cuanto al postre tienen la mejor tarta de queso que he probado nunca, sitio para repetir y recomendar, en cuanto al personal, Marcos fue un encanto!

No, no es nada raro que te guste el sitio. La atención de los camareros es exquisita y muy profesional, son rápidos, atentos y amables. Los platos son vistosos, con muy buena calidad del producto, por ejemplo, la corvina está tan buena que sería aconsejable servirla incluso sin el rebozado, vuelta y vuelta y ya. Muy buenas también las croquetas de carbonara y guanchale (no le cabe más dentro) o las cocochas, o la flor de calabacín, o el postre de chocolate, o… todo. A mejorar, el cierto barullo que se oye cuando el local está lleno, seguramente por algún pequeño fallo en la insonorización.

En conjunto trasmite ser un lugar en el que cuidan los detalles. El ambiente es muy relajado. El servicio muy profesional con un guiñó de modernidad al vestir a los camareros con kilt. La carta es muy escueta pero eso redunda en cuidar los platos que se preparan al máximo. Los sabores me parecieron todos muy equilibrados, pero personalmente les falta un toque a todos para llegar al siguiente nivel, son muy correctos pero es como que le falta un algo... Pedimos las croquetas de carbonara, crujientes y liquidas por dentro, 8/10 Pedimos el panipuri con brandada de bacalao 7/10 (creo que le faltaba algo mas de hierbas aromáticas a la brandada y algún toque cítrico de naranja) Las alcachofas, bien cocinadas con el huevo poche... 7.5/10 le habría incorporado polvo de aceituna negra y algún elemento crujiente. La ensaladilla Olivier con pato y tobiko 7/10 La ensaladilla es total en textura y sabor pero no me termino de convencer el pato, yo optaría por un aporte de sabor ahumado (anguila, sardina) El canelón de pollo 8/10 Buena opción. Tarta de queso (7/10) de sabor 9.5 pero demasiado densa. Esta es mi opinión como cliente y como chef. Destaco que se nota que cuidan el producto y al cliente. Quizás no iría muy a menudo pero si es posible que repita en un tiempo.