Rambal en Madrid

Una experiencia magnífica. Fuimos un grupo de 8. No tuvimos problema para reservar con unas semanas de antelación. Nos trataron genial. El menú consta de cuatro pases: - Entrante (pimientos asados, en nuestro caso). - Ensalada (acompañada de bacalao en escabeche). - Guiso principal (a nosotros nos tocó un Cocido Lebaniego servido todo junto en una sola olla). - Postre casero o café. Aparte de las cantidades, que eran muy generosas, diría que el sabor de los platos era tradicional y además cumplía con las expectativas puestas en el sitio. Si estás acostumbrado a comer este tipo de comida por herencia de padres o abuelos, notarás que están bien elaboradas con el típico "reposo" y "tiempo" que requieren los platos de cuchara para que sepan mejor. Un plus para el sitio. Cocina abierta. Se veía en todo momento lo que hacían los cocineros. Lo cual siempre gusta.

Fuimos a cenar varios amigos y estaba todo muy rico, sabor a casa sin pretensiones una casa de comidas de toda la vida, son pet friendly asi que perfecto, tengo ganas de ir un dia a probar los pucheros a la hora de comer, volveremos Seguro

Error 1: venir sin reserva. Error 2: venir solamente dos personas. Y ya está, ambos errores achacables al cliente. El local es pequeño y especializado, pero tiene ese aire de "cocina doméstica" que te sugiere ya, antes de comer, que saldrás contento. Muy buen trato del servicio, y comida MUY abundante: es un menú cerrado en el que literalmente puedes comer hasta reventar. Eso es muy difícil sin sacrificar calidad, y aquí consiguen que ambos aspectos sean óptimos, porque la comida es natural, "de toda la vida", y muy bien preparada.

Esto ha sido una auténtica maravilla. Si tuviera que definir lo que es sentirte como en casa lo resumiria en este restaurante. El trato del personal ha sido impecable, la camarera que nos atendió fue una auténtica maravilla, el cocinero tiene un rollazo y encima es majo como el solo, pero hay que tener en cuenta que es asturiano, así que es entendible. La comida hay que ir a probarlo, porque es espectacular la calidad del producto y todo estaba buenísimo, cuando creía que ya había probado todo llegaron los postres que WOW, WOW el flan y WOW la torrija. Ha sido desde luego la sorpresa culinaria del año. Gracias por hacernos disfrutar tanto de la comida de hoy, por supuesto volveré pronto.

Recomendable 100%. La comida riquísima, ingredientes primera calidad. Amables. Lo tienen todo.

Restaurante con menú cerrado, bebida aparte, el vino por copas. Un aperitivo, una ensalada estupenda y una olla de legumbres. Todo rico, rico. Los camareros te cuentan todo lo que vas a comer. Recomendable

El concepto y el menú son estupendos. Pero una cosa que me parece una tomadura de pelo, es que el precio del menú de fin de semana se aplique al viernes. ¡Y yo yendo toda mi vida a trabajar en viernes pensando que era día laboral y no de fin de semana! Si la diferencia de precio fuera sensata, ok, pero es que se pasa de 20 € a ....35 €. En ese sentido, un despropósito.

Comimos en Rambal la segunda semana de enero porque habíamos leído en el Comidista a Mikel López Iturriaga calificar a este restaurante como el mejor de Madrid en 2024. Un menú por 19,90 € con platos de cuchara muy abundantes y buen producto. Fue una decepción total. Para empezar, los 19,90 € se habían convertido en 25 €. En lo que tenía razón era en la abundancia de los platos, excesiva. Una enorme ensalada y un enorme perolo sorpresa. Del menú lo único que se salvó, a mi juicio, fue el pequeño entrante de pimientos cristal con AOVE (con los cristal es difícil fallar aunque sean de Alsasua en lugar de Puente la Reina 🥴). Luego una ensalada enorme con una delicada lechuga, tomate y cebolleta estropeada con un exceso de pegotes de queso azul que borró el sabor del resto. Demasiado queso azul. Y el enorme perol de patatas a la riojana, también con "buenos productos", demasiado fuerte por exceso de pimentón. Del chorizo ¿o añadido? El sitio es un poco estrecho si te toca una mesa alta. Y hay un gran interés del cocinero por decir el origen de cada "buen producto". Qué más da que los tomates sean de Granada y las cebolletas de Leganés si al final le pones un queso de Gijón que tapa todo el sabor de la ensalada? O que el chorizo sea de Ezcaray y las patatas de Málaga, si sobre todo lo que prima es el exceso de pimentón. El postre sí se puede elegir y nos decantamos por un flan y una torrija. Al final nos quedamos con dos torrijas porque la camarera viene a decirnos que el flan es de queso azul (y sin decirlo ya se sobreentiende que de queso azul estamos ya hasta el gorro). La torrija, para nuestra sorpresa, no es lo que más se parece a una torrija, es más bien un trozo de barra de pan empapado en leche y nadando en más leche en un cuenco, con la parte de arriba caramelizada y con un ligero coulis de algún fruto rojo; un postre fallido y soso. Una decepción. Cantidad pero no buena elaboración. Excesivo precio y sin bebida incluida. Desde luego no para repetir

Qué gran sitio. Me gustan los restaurantes con personalidad propia, y este, sin duda, lo es. La calidad de la comida y del servicio es excelente. Estuvimos 8 personas comiendo el pasado fin de semana, y no faltó de nada 😊. Gracias por la sobremesa!!

Creo que pedimos los platos equivocados y los precios eran exorbitantes 🤯 18€ por una ensalada dominada por el queso azul y 25€ por 6 chuletas diminutas y una porción enorme de patatas fritas… este lugar es principalmente para posar 🏴‍☠️