Quique Dacosta en Dénia

Platos novedosos,comida y servicio espectacular.

Me ha gustado mucho, ha sido una experiencia inolvidable. Para repetir seguro. Los trabajadores amables y muy atentos.

Quique Dacosta ofrece una experiencia gastronómica única, donde el producto mediterráneo y la creatividad se elevan a arte. Platos sorprendentes, servicio impecable y un ambiente elegante hacen de este restaurante un lugar inolvidable.

Solo pase a mirar la pizarra de los valores Y curiosear los platos. Pero dice menú degustacion de temporada imagino que será una delicia solo lo he visto por televisión.. y me siento privilegiada de estar en un restaurante con estrellas Michelin

La acogida es digna de mención, con una excelente burbuja española servida en los sofás exteriores y un primer apartado de la sugerente carta, que ya demuestra la originalidad y la técnica de este excepcional chef, presente durante el almuerzo y que charla y se fotografía con huéspedes. Luego se ingresa, en un ambiente agradable, donde el almuerzo continúa con numerosos platos que siguen la tendencia de la gran técnica, la presentación excepcional, la originalidad, la bondad y la frescura de la materia prima. Las gambas locales son una gran excepción al programa. La carta de vinos es enciclopédica, pero un joven sumiller nos ayuda a elegir excelentes vinos españoles que maridan a la perfección con la carta. El servicio es casi demasiado perfecto y parece casi "mecánico", es muy preciso y coordinado, pero luego se nota la personalidad de los jóvenes camareros, que para nosotros son todos italianos. Cuenta destacada sin ninguna recriminación. Merece la pena el viaje hasta este agradable pueblo de la costa mediterránea.

Poco puedo decir. Un grn experiencia que hay que probar algun vez en la vida

La mejor comida de mi vida. Maridaje de vinos increíble.

Pranzo da Quique Dacosta, che è presente e chiacchiera con gli ospiti, prestandosi anche a qualche foto. L’accoglienza è degna della fama, con un’ottima cava che ci viene servita sui divani all’aperto e una prima sezione dell’ invitante menu, che dimostra già l’originalità e la tecnica di questo eccezionale chef. Poi si entra, in un ambiente piacevole, dove il pranzo continua con tantissimi piatti che seguono il filone della grande tecnica, della presentazione eccezionale, dell’originalità, della bontà e della freschezza delle materia prime. I gamberi rossi di Dénia sono un grandissimo fuori programma. La scelta dei vini é enciclopedica, ma un giovane sommelier (italiano) ci aiuta a scegliere degli ottimi vini spagnoli che si abbinano perfettamente al menù. Il servizio è fin troppo perfetto, tanto che sembra quasi “meccanico” tanto é preciso e coordinato, ma poi si vede la personalità dei giovani camerieri, per noi tutti italiani, con plauso particolare a Francesca (che ha carattere e determinazione da vendere) Carlotta e Cristina, con il sommelier Gianluca che ci sa fare. Conto da stellato senza alcuna recriminazione. Vale il viaggio in questo gradevole paesino della costa mediterranea.

Para tener 3 estrellas Michelin nada espectacular. Hemos comido en otros con una o dos estrellas que nos han gustado más. La presentación muy bonita pero no acabó de convencernos.

Excelente experiencia que hay que vivir por lo menos una vez en la vida. Hemos disfrutado de estos platos top de la restauración. Se nota la categoría del local nada más entrar, te reciben con una amabilidad exquisita y te invitan a pasar a un pequeño pabellón acristalado climatizado, o bien quedarte en la terraza. Allí nos ofrecieron el primer acto o aperitivo, posteriormente pasamos al restaurante con mucha luz y el techo de espejo, donde nos sirvieron el segundo, tercero, y cuarto acto. Los platos nos fueron sorprendiendo uno tras otro, explicados por las camareras profesionales, estaban muy bien organizadas para servir y retirar los platos. Tanto el servir los platos como retirarlos lo hacían al unísono, tantas camareras como platos y comensales tenia la mesa. Y como no podía ser de otra manera, Quique Dacosta pasó por todas las mesas a saludar a sus clientes. Nada que objetar a todos los platos servidos, todos exquisitos y sabrosos. Si hay que poner algún pero, diría que hay que poner solución a los varios escalones que hay en el local, y no están señalizados con ninguna banda fluorescente. Los baños son algo pequeños y con poca luz. Y las servilletas de tela son excesivamente tiesas, y también se echa de menos un mantel de tela en la mesa acorde con la categoría del local. No soy partidario de esta moda que no haya mantel en la mesa, y los cubiertos prácticamente estén en la madera de la mesa como si la de un camping se tratara.