Posada del Mar en Santander

Comida espectacular, servicio y atención al cliente impecable. Volveremos a repetir sin duda, muy recomendable.

Con fama de ser el mejor restaurante de Santander, hace honor a la misma. Decoración elegante, mantel y servilletas acorde a una mesa con distinción, guardarropía y agradable música ambiente. Producto y comida de gran calidad, ensaladilla de bogavante y gambones,pastel de centollo gratinados;de principal, albóndigas de cangrejo real, rodaballo al pil pil y rabo de toro. Para finalizar torrija de brioche, flan de huevo y piña, en resumen, todo excepcional. El staff amabilísimo y muy educado.

Experiencia gastronómica recomendable en Santander, desde el mismo momento en que entramos por la puerta del restaurante, no acomodaron en una mesa que estaba en el primer comedor, entrando a la izquierda, ambiente acogedor y la decoración elegante nos hicieron sentir muy bien. La comida espectacular: nos pusieron un pudin de verduras de aperitivo, los entrantes: mejillones en salsa picante, rabas de calamar, vieiras y croquetas, de segundo plato machote, carrilleras, steak tartar, cada plato estaba lleno de saber y mucho sabor, presentado de manera impecable, el personal de la cocina se lo curro. Los postres no podían faltar: Torrija, Sobao tres leche, flan y coulant de chocolate.... en fin para quitarse el gorro. Café... chupito de Crema de Orujo El personal fue muy atento y profesional, siempre asegurándose de que todo estuviera perfecto y no faltara nada. Definitivamente volveremos pronto. ¡Lo recomiendado!

El mejor lugar pasa pasar una buena velada la atención merece 10 estrellas no 5 al igual que la comida seguro volveremos

Fuimos por casualidad, y todo un acierto. No teníamos reserva, pero nos atendieron en seguida. El producto, la atención, muy bien. Repetiremos

Excelente producto y buena atención

No lo conocíamos, lo encontramos dando un paseo por la preciosa ciudad de Santander y ya era la hora de comer. Una maravilla, para buscar, reservar, tener en el radar, en la agenda y disfrutar. No descubre nada. Cocina tradicional, pero maravillosamente cocinada y con unas materias primas de primera. Croquetas llenísimas de jamón y un maravilloso tomate cántabro al centro. Lubina de ración que se deshacía, bonito costero encebollado, carne de la Tierruca con foie en su punto. Una delicia. Uno de los puntos que siempre he pensado que diferencia a cualquier restaurante es el servicio. No solo la amabilidad, que la tenían, sino la gestión de los tiempos. Siendo de Madrid eso es un poco una losa, somos unos cagaprisas que queremos todo ya. Pero es cierto que en todos los restaurantes top que he estado, ni va tan rápido que te echan ni tan lentos que te desesperas, salen los platos a tiempo, uno tras otro, sin pausa, sin prisa, sin que nadie se quede sin comer en la mesa mirando a los demás. Coordinación perfecta cocina / sala / terraza. De los postres me quedo con el coulant de chocolate, delicioso. Es cierto que fueron lo más flojo de la comida. La tarta de queso algo líquida y el sobao tres leches sin más historia, algo soso. La carta de vinos acertadísima y la ubicación inmejorable. Un acierto seguro.

Teniamos reserva para 8 comensales ( celebración familiar) y cuando llegamos nos dieron a elegir entre terraza o interior. Después de seleccionar mesa y quedarnos en la terraza todo fué genial. Cocina a la altura. Servicio cercano, rapido y profesional. Tomamos como entrante Bogavante (bajo encargo previo), croquetas, tiradito de Arenque, Tomate de Cantabria y ensaladilla. Todo bien ejecutado. De principal solomillo y pescado de cercania la mayoria, todo un acierto. Postres caseros y buena ejecución también. Experiencia de 10. Muy recomendable. Volveremos.

Estuvimos cenando y la verdad que nada bien. Pedí calamar con arroz y el arroz no estaba nada bueno, un poco pasado y de sabor malo.( No es tan difícil hacer un arroz bueno, pues ni eso). El plato de mi marido tenía una salsa que no pegaba nada con el pescado. En fin una decepción.

Aunque la dirección del negocio ya no sea la misma, la calidad y esmero en la elaboración de los platos se mantiene. Excelentes las rabas y las almejas y mas que perfecto el rodaballo. Servicio cuidado y atento, especialmente María José,  aunque se echa de menos la afectividad de Tomás.