Petit Montjuic en Barcelona

Pedí cuatro platos principales diferentes para probar.

Mi hija y yo pasamos por casualidad por Petit Montjuic después de un largo día de turismo. El dueño nos vio en la esquina, indeciso sobre si pedir mesa, y nos invitó a entrar. Desde el primer momento nos sentimos bienvenidas; el ambiente era relajado y acogedor. Tanto el dueño como el chef fueron muy atentos y nos explicaron pacientemente las opciones del menú y sus ingredientes (algo que agradecimos mucho, ya que tanto mi hija como yo tenemos algunas intolerancias alimentarias). Elegimos quiche de boniato y puerro, arroz con albóndigas y un queso frito (no recuerdo el nombre) para compartir. ¡Todo estaba delicioso! Estábamos tan absortas comiendo que nos olvidamos de sacar fotos de la comida, ¡jaja! De postre tomamos una tarta de queso especiada riquísima y baklava, que nos supo a gloria. Me alegro mucho de haber encontrado Petit Montjuic por casualidad. Fue la manera perfecta de terminar el día 🥰

Un sitio pequeño y agradable cerca del museo Miró. La comida estaba buena y a 10 minutos andando.

La comida estaba muy rica, pero podría haber estado un poco más sazonada.

Un lugar realmente pequeño con personal amable. No tenían todo lo que hay en el menú, ¡aún así la comida era excelente!

Un poco caro y promedio para lo que pagas, más como tapas incluso las comidas, pero no estaba mal de ninguna manera.

Mi esposa y yo comimos de maravilla aquí, ¡y sin duda volveríamos! Cuando dicen "petit" lo dicen en serio. Es un sitio pequeño con pocas mesas adentro y otras cuatro o cinco afuera, donde cenamos en un hermoso día de otoño. El personal también es muy amable. Disfrutamos del hummus de remolacha, la ensalada caprese y los canelones de espinacas. Todo estaba delicioso, y es una parada perfecta antes o después de visitar el Museo Miró. ¡No te lo pierdas!

Comida excelente. Ambiente estupendo y personal muy amable.

Hacía tiempo que quería ir. Pero nos hemos quedado sin degustar el cuscús porque ha quedado fuera de carta temporalmente. Excusa para volver cuando lo vuelvan a tener. Espectaculares las sardinas fumadores que tomamos de entrar.

Pequeño bar-restaurante en la falda de Montjuïc, como indica su nombre, mas concretamente cerca del Teatre Grec. Nosotros fuimos un domingo para comer de improvisto, cuando bajábamos de la montaña, aunque lo tenia guardado, y tuvimos suerte porque solo quedaba una mesa en la terraza de las 4 que hay. Al estar en la esquina corre bastante viento, de agradecer con el bochorno de julio. La carta no es muy amplia, con el cuscus como plato estrella. Nosotros cogimos el de Merguez (salchichas de cordero) para compartir y estaba muy rico. Y de entrante las sardinas ahumadas, que venían con una salsa y un par de aceitunas, y estaban espectaculares. La idea era pedir otras opciones (albóndigas o pastel de pollo) pero no les quedaba. Para beber una botella de tinto de la terra y salimos a unos 20€ por cabeza.