Los pinchos impresionantes, el servicio muy bueno pero me quedo con Estefany, la simpatía hecha persona. Nos asesoró tanto en la comida como en la bebida.
Si vienes a deshora,(viernes a las 17) hay sitio en la barra, puedes ver a Jesús repartiendo juego, sevillano "remangao", incluso encontrarte a una joven leyendo un libro a pie de cañero. De lo mejorcito entorno Ledesma. Un placer de bar