Parador Hostal Dos Reis Catolicos Restaurant en Santiago de Compostela

Excelencia en cada detalle Un hotel acogedor con instalaciones impecables y una decoración encantadora. El servicio fue excepcional: amable, profesional y siempre atento. Una experiencia que invita a volver por la calidez del lugar y de su gente.

El parador en sí mismo es una pasada, merece la pena hospedarse solo por tener la oportunidad de pasear por sus claustros y pasillos. Ubicacion inmejorable, claro. La habitación bien, quizás se me quedo algo baja para ser un 5 estrellas

Aunque parte del exterior estaba en obras, el edificio, que en el pasado fue un hospital para recibir peregrinos, todavía se utiliza como Parador. Dado que se dice que es uno de los hoteles más antiguos del mundo, es probable que la construcción se esté llevando a cabo poco a poco. El interior es tipo pasillo, y hay que subir y bajar varias escaleras para llegar del ascensor a la habitación, por lo que puede resultar incómodo llevar maletas pesadas, pero el personal del hotel las subió por uno. La entrada está justo al lado de la plaza, frente a la Iglesia de Santiago de Compostela, y hay una mampara para acceder desde la recepción a la habitación. La habitación 425, donde me alojé, es una habitación doble con un diseño tranquilo de madera de estilo español, pero el baño, el inodoro y la ducha se renovaron con mármol y eran modernos y fáciles de usar. Las perchas tienen un agradable toque español. Aparte de la falta de un espejo de cuerpo entero en la habitación y de que solo había un pequeño cubo de basura en el baño, no sentí ninguna molestia. Había una botella grande de agua, un refrigerador y una caja de seguridad. Se proporcionaban la mayoría de los artículos de aseo, incluyendo jabones (champú, acondicionador, jabón corporal, jabón de manos), cepillo de dientes, peine (combo), tijeras (¡con una pastilla de jabón!), gorro de ducha (hoy en día muchos sitios no los tienen, pero tenían uno) y secador de pelo. La vista desde la habitación era maravillosa, ¡y lo pasamos genial!

El ubicación es la mejor posible. La pena es que está en obras y no nos habían advertido. En la habitación donde nos ubicaron inicialmente se oían las obras y cuando estás se paraban se escuchaba un ruido de la habitación de servio que está al lado de la nuestra. La habitación es cómoda, pero le falta mantenimiento, los cierres de las ventanas tenían los tornillos sueltos, el grifo del lavabo se caía, etc. Lo mejor su ubicación y el restaurante principal

Superó todas las expectativas qué teníamos de esta joya arquitectónica. Buena habitación, excelente comida,y una atención muy educada,sin ser fría. La capilla muy bonita

Edificio muy bonito con personal agradable. La comida muy rica aunque los precios son un poco altos

Solo puedo dar las gracias por dos días preciosos en este Parador, todo el mundo encantador y profesional, en especial Rafael y Paola que siempre me acordaré de ellos. Muchas gracias

Muy bien, muy agradable y corresponde a su nivel! Muchas gracias a todo el equipo, especialmente a Arancha de la Recepción! Un saludo cordial!

Maravilloso ambiente y entorno. Me encantó el piano de cola en la entrada. Nos sorprendió un fantástico menú gourmet, que estaba delicioso y muy bien servido. Servicio impecable y precios extremadamente justos. Me encantó!

El comedor del restaurante es un auténtico lujo, con esos arcos de piedra realmente espectaculares y amenizando la cena las notas musicales de un piano. En lo gastronomico, estuvimos disfrutando de los maravillosos platos que salian de su cocina, generosos y bien presentados. A destacar el guiso marinero de fabas con rape y berberechos (una delicia), las zamburiñas gratinadas con aceite de cebollino, el pulpo con grelos y crema de queso de tetilla, el secreto iberico en hojaldre de mostaza y manzana confitada y en pescados la corvina en piel de papada ibérica: todo brillando a gran altura. Al igual que los postres, como la kombucha con bizcocho de limón o las filloas con crema, que estaban buenisimos. El trato del personal muy amable y exquisito. En resumen, una cena de lujo en una atmósfera fantástica.