Os Ferreiros en Madrid

Tiene que recuperar mucho de lo que tuvo

Muy buen sitio para comer, buenos desayunos y precios moderados con alta calidad

Un sitio de los llamados " de toda la vida" calidad, buen servicio, trato amable y pero ajustado

Comida tradicional bien hecha y sabrosa a precios razonables. La ensaladilla y los mejillones magníficos.

Un comida y atención exquisita. Recomiendo el pulpo a la feira que está impresionante y cantidad generosa. Mas que recomendable

Han cambiado de dueños, y se nota. Las tapas de antes eran muy ricas y generosas, los fritos son ahora sus tapas. Han quitado el menú del día y han hecho una especie de platos con un precio los primeros, otro los segundos y por supuesto a parte bebidas y postres. La cerveza sigue igual de fria y rica y el servicio tambien se mantiene. Pero no es lo mismo.

Comida buenísima, muy buen trato.

Sitio agradable para comer en familia pero había un camarero que suponemos que le faltó un poco más de empatía cuando estábamos seleccionando los platos para compartir, escogimos un plato porque el que no queríamos llegaron después diciendo que no había y nosotros escogimos otro plato, cuando se fue el camarero nos percatamos que había uno similar y se lo indicamos pero dijo que no porque ya lo había enviado a cocina (cuando no había ni vuelto a cocina) vamos que en ningún momento se tomó la molestia en preguntar…

Buen precio. Buenas raciones. Muy buenas tartas caseras.

Al principio parecía un lugar muy divertido y para ser justos sospecho que se perdió mucho en la traducción. Para ser justos de nuevo la señora que nos cuidaba hablaba mucho mejor inglés que nosotros hablamos español. Solo queríamos tapas que se veían muy bien, pero terminó en el restaurante. Pedimos cerveza que parecía cara, calamares, patatas y albóndigas. Las albóndigas parecían estar olvidadas, pero después de indagar, finalmente vinieron con qué papas fritas empapadas en la parte superior, momento en el que todo lo demás estaba frío. Si eres inglés piensa maricas no albóndigas. Pedí un vaso de Rosa que era el vaso más pequeño que me habían servido. Me di cuenta de que los lugareños parecían tener porciones mucho más grandes vertidas. ¿Tal vez nuestra falta de español empezaba a molestarla? Nos ofrecieron pan a mitad de nuestra comida, que rechazamos, pero todavía nos cobraron y también se añadieron impuestos. Lo que empezó siendo divertido terminó con una nota ligeramente agria, pero como dije antes tal vez fue una cosa de lenguaje.