Mina en Bilbao

Espectacular. No tengo palabras para describir los sabores. Sin duda es el mejor restaurante de Bilbao. Se merecen las dos estrellas.

Hemos ido con muchas expectativas pero realmente nos ha parecido sin más, la comida estuvo bien algún plato más que otro, pero ningún plato que digas wow! Le preguntamos a un camarero algo sobre uno de los platos y dijo que no sabía, que el solo era quien los servía, al ser un estrella michelin nos ha parecido fatal….. como experiencia bien, pero nada memorable!

Una experiencia altamente refinada, como era de esperar de este establecimiento galardonado con una estrella Michelin. Para una ocasión especial, Mina es un restaurante maravilloso con excelente comida y vinos. Pedimos el menú degustación con maridaje, con opciones disponibles, y no nos decepcionó en absoluto. El precio está a la altura de la calidad y superó nuestras expectativas. Menú de temporada con diferentes platos evolutivos que se introducen regularmente, representativos de la ubicación y la reputación.

Uno de los mejores chefs de Europa y el mejor de la ciudad. Imprescindible en Bilbao.

Una buena opción para un restaurante con estrella Michelin. Platos buenos y sabrosos, con combinaciones atractivas. Lo malo fue que el salón era un poco ruidoso.

Comida realmente rica, y el sitio muy acogedor y familiar. Para mí la comida está a la altura de restaurantes con más galardones aunque sí que es cierto que el local es más modesto. Para mí no resultó ningún problema y estuvimos muy cómodos. Espero que en la nueva ubicación mantengan la misma esencia porque tienen la fórmula para triunfar.

Un restaurante con personalidad, madurez y un sentido muy claro de lo que quiere ser. Un proyecto que ha sabido evolucionar sin perder su esencia, donde cada detalle transmite coherencia y oficio. La cocina tiene una identidad enorme, construida desde la reflexión, la sensibilidad y la técnica. Se percibe una mirada global, pero con alma propia, con esa serenidad que solo se alcanza cuando uno cocina desde la verdad. Los platos muestran una profundidad poco común. Hay equilibrio, matices, y una elegancia que evita el exceso. La flor de calabacín y la berenjena son dos ejemplos perfectos: platos emocionantes, memorables, de los que se quedan contigo. Cada pase está pensado, ejecutado con una precisión que no busca deslumbrar sino conmover. El servicio de sala, dirigido por Iraia, es impecable. Ella imprime carácter y calidez, con una naturalidad admirable que hace sentir al comensal en casa sin perder un ápice de profesionalidad. El servicio de sumillería está igualmente a gran nivel, con una carta de vinos muy bien estructurada, variada, con criterio y gusto. Se nota que hay pasión por el vino, que se entiende su papel dentro de la experiencia. Es una carta que apetece explorar, con referencias que invitan a abrir y descubrir. Mina es, en definitiva, uno de esos restaurantes donde todo dialoga con armonía: la cocina, la sala, el vino y la emoción. Un restaurante que no necesita imposturas porque habla desde la autenticidad y desde la madurez de un cocinero que siente la profesión de una forma especial. Un lugar al que, sin duda, siempre se desea volver.

La comida exquisita una experiencia totalmente recomendable. Y en especial el trato y profesionalidad del chef Kaloyane un auténtico cocinero de verdad!!!

Esta fue una experiencia diferente. Tiene una estrella Michelin. La comida es preciosa y la carta de vinos hermosa y el personal es amable y esforzándose, pero el servicio no está cerca de una estrella. Nunca se sabe realmente lo que todo el personal está haciendo, aunque un par de ellos es fantástico.

Excelente menú degustación! Teníamos el menú degustación de 14 platos y era de primera clase. El personal es muy agradable, vimos a los chefs en el trabajo desde el mostrador y fue como una coreografía bien ensayada! ¡Sin estrés, sin alboroto, y aparece la comida de primera clase! Sin duda volveremos!