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Es muy buena opción para comer en el pueblo (es pequeño y tiene pocos restaurantes, por lo general completos en fin de semana). El marisco nos encantó, y el bonito con salsa de albariño nos pareció genial. La atención fue muy buena. Los postres normales. Recomendamos!
Fuimos en familia. No tiene muchas opciones para niños. Solo unos fingers de pollo que hay que decir que estaban muy buenos. La comida buenísima. Pedimos pulpo (buena ración, trozos grandes y muy muy bueno) y las carrilleras de cerdo, que merecen una mención especial (exquisitas). La atención: excelente a cargo de una chica que no se cansó de subir las escaleras para comprobar que todo marchaba bien. Una pega: el local es pequeño y nos pusieron en un entrepiso donde hacía bastante calor, había poca luz y estaba al lado del baño. Sacando esto, comida y atención excelentes.