Macarena Madrid en Madrid

¡La comida y el personal son geniales!

Tenía muchas ganas de ir a este sitio, cenamos en la terraza, el lugar es confortable y la carta es amplia. Las raciones son escasas y la calidad/precio un poco Justita. Tengo que decir que el atún estaba muy bueno, lo pedimos en un tartar y es lo que más nos ha gustado junto al pulpo a la brasa. Son muy rápidos en la atención pero algo que no nos ha gustado, y el motivo por el que no volvería, es por la prisa de los camareros, esa sensación de que te quitan los platos de la mesa nada más darle el último bocado. El postre fue una tarta “jabón de la abuela” buenísima.

Comida en grupo. Casi 50 euros por persona, pidiendo 2 entrantes para 4 personas, un segundo cada uno, y postre. Sin vino. Los entrantes muy ricos, ensaladilla y cazón. De segundo el pulpo lo mejor. Los postres muy bonitos visualmente pero no estaban tan ricos. Zona verde para aparcar Las sillas con cojines más incómodas que otros asientos. Algún cojín incluso roto... deberían mejorarlo

Recientemente disfruté de una cena en Macarena, un restaurante acogedor y creativo en la zona de Legazpi. En cuanto entré, me recibió un cálido comedor: mesas rústicas de madera, sillas con cojines, faroles suaves y una pared con hojas que acentuaban el ambiente; inmediatamente me sentí elegante y acogedor. Empecé con su tataki de atún ahumado, finamente cortado y perfectamente sellado, con un aderezo ácido de soja y cítricos que deleitaba el paladar. A continuación, probé los corazones de alcachofa confitados: tiernos y sutilmente sazonados, servidos con verduras frescas y una vinagreta ligera. Lo más destacado fue el pulpo al estilo andaluz: pulpo carbonizado por los bordes, tierno por dentro, sobre un cremoso puré de patata. Cada bocado desprendía una técnica exquisita y sabores frescos y vibrantes. Como plato principal, elegí la hamburguesa Retinto: una suculenta hamburguesa de ternera con queso fundido y cebolla caramelizada, servida en un suave pan brioche. Logró el equilibrio perfecto: contundente pero fácil de terminar. Completé la comida con un postre de milhojas: un hojaldre de capas con crema y fruta, que ofrece un final agradablemente dulce y ligero. El servicio fue amable y experto. El personal ofreció sugerencias según mis preferencias y adaptó cada plato al ritmo adecuado, haciendo que la velada se sintiera tranquila y relajada. El ambiente es íntimo e informal. Música acústica de fondo, charlas discretas en las mesas cercanas y la energía justa para animarse sin estar abarrotado. Me sentí como en un lugar local muy querido donde la calidad y la comodidad se unen. Macarena combina estilo mediterráneo, raíces andaluzas y una presentación moderna en un ambiente acogedor de Legazpi. Sin duda volveré para probar su tiradito, croqueta y más de esa fusión creativa.

Muy buenos platos que sorprende por su sabor. Algunos de ellos quizás sena algo pequeños en tamaño, pero la calidad de los mismos es fantástica.

Una grata sorpresa! Hemos ido por casualidad y hemos salido encantados! Hemos pedido mucho plato de atun y todos espectaculares, destacando el tartar. Sin duda, para repetir!

Opción excelente para celíacos con carta Gluten free. Un servicio super atento y amable y una comida exquisita hacen de este restaurante un lugar de 10. Un acierto asegurado.

Tienen platos aptos para celíacos y con intolerancia a la lactosa? (Sin contaminación cruzada)

El restaurante Macarena destaca por calidad y originalidad. Una calidad demostrable por la excelencia de los ingredientes, combinados de forma creativa en una cocina de fusión andaluza y tradicional. Todo acompañado por un servicio atento pero nunca agobiante en un ambiente sumamente agradable. Platos tradicionales con ese toque de originalidad que hace que destaquen. Un ejemplo muy evidente, la oreja de cerdo frita, original en su presentación y excelente por su sabor y consistencia. Un restauramte muy recomendable en un barrio por descubrir.

Fuimos porque vimos un vídeo en una red social, y tenía una pinta buenísima y los comentarios eran muy buenos. Reservamos para 2 personas y en el último momento les llamamos para ver si nos ampliaban la mesa a 4 personas, y la hora que se portaron muy bien, y aunque no comimos en el restaurante principal, si nos metieron en la terraza acristalada que tienen en la acera de enfrente, el sitio correcto sin más, nos hubiese gustado más en el restaurante, pero no nos podemos quejar porque nos hicieron el favor. La atención en todo momento fue perfecta. En cuanto a la comida, tengo que decir que no hubo ningún plato que no me gustara, pero tampoco me sorprendió ninguno de ellos, lo que sí me sorprendió fué la factura que como podéis ver, es bastante elevada para lo que comimos, tanto por las cantidades, como por lo innovador de la misma, en concreto, el atún rojo fue lo que menos nos gustó a los cuatro, ya que era más parecido a un pisto y el tomate que le echan se cargó totalmente el sabor del atún que en ningún momento lo percibimos, y además, era lo más caro. No digo que no me gustara y no sé si volveré aunque me quedé con las ganas de probar otros platos, pero sí que les animo a que reduzcan un poco los precios porque para mí humilde opinión no están justificados.