L'Atzucac en Valencia

Muy bueno... Y muy amable de trato...volveré!

Local espectacular, con restos del casco antiguo, arcos... Atención personalizada y ahora trabaja con menú cerrado, en concreto de noche de 4 o 5 platos. Muy buena cocina, sabores originales sin estridencias y con cocina casera. Precio ajustado, a 25 por persona de noche. Volveremos.

Lq comida no era gran cosa por el precio las cantidades eran un poco justas, el pisto sabía un poco a quemado, el arroz amb fessols i navs, no estaba del todo mal y lo que más me gustó fue la fideua. El servicio era un poco escaso ya que solo hay una persona que es la misama que cocina y que sirve. El ambiente muy tranquilo y acogedor.

La comida nos gustó toda y además con productos de la tierra, pero hay que poner varias pegas (y me gusta cero ir de tiquismisquis). Reservamos una mesa para 6 y una de nuestras amigas es celíaca y no pudo acudir porque previamente no le garantizaron que podía comer sin gluten. Con las prisas y siendo fallas rehicimos un poco plan. Cuando llegamos al restaurante le dijimos al camarero-cocinero que éramos 5 y nos lo reprochó y, además nos dijo que tenía que cobrarnos mitad del menú, por no discutir le dijimos que nos lo pusiera entero y que lo pagábamos. En primer lugar, uno tiene que ser consciente del servicio que ofrece. Hay muchísimos restaurantes en los que se garantiza que celíacos pueden comer. En segundo lugar, sólo menú cerrado es una limitación, que ya sabíamos, pero lo cortés no quita lo valiente si queremos volver. En tercer lugar, no se puede reprochar al cliente algo tan habitual como que se caiga alguien a última hora (no reservamos para 10 y vinimos 3). Además de que la ausencia estaba justificada y como consecuencia de un servicio que el restaurante no ofrece. A partir de aquí, se pierde un concepto básico de la esencia de la hostelería que es que el cliente esté cómodo y con feeling. En cuarto lugar, no nos importa que sea camarero-cocinero, pero da una sensación de precariedad que impide que un día venga más gente de la prevista y poder atenderles bien, ya es casi en interés del propio restaurante. También da bastante sensación de precariedad que sea tan grave que no venga una persona, así como que solo haya dos mesas un sábado de fallas. Llegamos los primeros a las 14.45 y si te descuidas comemos solos. En quinto lugar, las raciones son algo escasas y eso que pedimos forzadamente un menú más. Si voy con amigos que tienen saque nos hubiéramos ido con hambre. Si pagas 25 más bebida (mínimo 30) no es para eso. Encima al ser menú cerrado pocas opciones te quedan que pedir más menús y gastarte más de 40 euros con poca variedad. En sexto lugar, si uno es minimamente consciente de todo lo anterior y hemos dicho "sí bwana" a todo, se tiene un detalle de cortesía con los clientes como unos chupitos después de gastarnos 35 euros sin tomar café, no estar muy cómodo con el camarero-cocinero y habiendo querido comer más. No voy a decir que no volveré porque el arròs de fessols y naps me gustó mucho y el resto de la comida también. Pero hay cosas que son de cajón que se deben mejorar para volver. En definitiva, si un restaurante tiene unas limitaciones no soy yo quién para decirle que contrate un camarero, que tenga mayor variedad o que puedan comer celíacos, pero lo que debe es ser consciente y compensarlo de alguna manera, no haciendo todo lo contrario, que es reprochar y penalizar al cliente, que los hay impresentables, pero no creo que fuera nuestro caso.

Jaume es el chef además de camarero y amenazador de los platos explicando como están elaborados de una manera sencilla y agradable. Todo el menú es hecho con productos de la tierra y elaborados artesanalmwnte. Estancia muy muy agradable

Estuvimos comiendo, un sitio súper tranquilo y acogedor. Todos los platos originales con productos de temporada y riquísimos. El dueño, que es el cocinero y camarero además es una persona encantadora. Y lo mejor la calidad y el precio. Volveremos sin duda

Bonito lugar y bienvenida. El propietario nos explicó amablemente que según la aplicación no había menú a la carta, sino dos menús, uno de cuatro y otro de seis platos. El servicio fue excelente y los platos realmente deliciosos. De buenos italianos Apreciamos el café traído a la mesa con la cafetera...