Landa en Burgos

Lugar mágico, te sientes como en otra época. Servicio maravilloso comida excepcional y que decir de las habitaciones……

En nuestro caso parada que aprovechamos para desayunar después de dos horas de viaje. Una cafetería en un ambiente que te transporta a otro siglo y tranquila donde te dan un servicio de 10 que se agradece cuando para a pie de carretera.

Solamente comimos allí, de paso hacia Madrid. Se come de maravilla, como siempre. Servicio impecable a la antigua usanza. Muy bueno el chorizo hecho a la brasas. Impecable el escalones empanado, digno de ser un baby baby Armando

El Landa Palace es parada obligada a la entrada de Burgos, pues es uno de los hoteles-restaurante más conocido y concurrido por todos los viajeros que transitan por la A1 (Burgos) en dirección norte, desde Madrid (y viceversa), y no te lo puedes perder. Un hotel maravilloso de toda la vida (1959), emblemático, familiar, renovado, actual, exquisito, donde puedes pasar un fin de semana, tener una comida de grupo familiar, o simplemente parar, a modo de parada técnica en tu viaje. Cuenta con una torre del siglo XIV y una piscina gótica, una barra de bar, un magnífico restaurante y bancos de piedra en la terraza, donde poder tomarte cualquier cosa, de manera informal al aire libre. Desde cualquier exquisitez en el restaurante, a los más sencillos huevos fritos con morcilla, chorizos cocidos a la olla, croquetas de jamón ibérico, hamburguesa de bacalao, caldo, pinchos de tortilla, o sus pepitos de ternera, todo tiene un sabor auténtico, y una materia prima espectacular. Se lo recomiendo a todo el mundo, a cualquier viajero, o ir expresamente a degustar sus productos, pues es una parada absolutamente obligada. Nota: tiene un tienda ideal, con de todo un poco, que no te deja indiferente.

Hacía tiempo que no parábamos, y hoy de vuelta de semana santa hemos parado ha desayunar, personal antipático, parece que te hacen un favor por servirte, pedimos leche del tiempo y la traen caliente y intentan convencer de que es del tiempo, se les olvida el azúcar, 10 minutos de espera para que lo traigan, la leche del tiempo me tuve que levantar a por ella, 5€ dos cortados y no te ponen ni una pasta o por lo menos ser agradables. Ya no es lo que era, como sigan tratando así a los clientes caerá. Hay mucha oferta cerca, a mejores precios y más amables por no hablar del paseo que hay que dar desde el parking.

Un clásico imprescindible en la carretera del norte, Hotel Landa es mucho más que un alojamiento: es una parada gastronómica de referencia para quienes aprecian la cocina tradicional bien hecha y servida con clase. El restaurante conserva ese encanto atemporal que mezcla tradición castellana con refinamiento. La experiencia fue excelente, desde la atención hasta cada plato que llegó a la mesa. La morcilla de Burgos, simplemente insuperable: suave, sabrosa y con el toque justo de especias. Los huevos fritos —con puntilla y yema brillante— fueron un homenaje a lo sencillo bien hecho, y las carnes, jugosas y perfectamente cocinadas, redondearon una comida de esas que se quedan en la memoria. Un lugar que no decepciona, ideal para disfrutar con calma, en un entorno lleno de historia y carácter. Si pasas por la zona, no lo dudes: el Landa es parada obligatoria.

La reseña es referente al bar. La comida exquisita, y el sitio es ideal. Sin embargo el servicio deja que desear; en concreto el camarero que nos atendió, fue bastante borde, con desaires, y además atendiendo con prisas.

Como siempre, un acierto. Los huevos con morcilla, el chorizo una pasada.

É bom lugar para comer durante a viagem. Os enchidos são bons. As doces são saborosas e cheias. O atendimento é muito bom.

La comida está bien pero no es excepcional. Comimos dos veces y cenamos porque estábamos en el hotel. El servicio es antipático, lento y poco servicial. Todos con cara de vinagre. A los 20 min no nos habían ni preguntado por bebida. Los platos además son caros para lo q son. Y en la zona cafetería aún peor.