Lafayette en Madrid

Caro y comida no especialmente destacable. Bonito local, pero ostras a 6 €, sin comentarios. Steak tartare muy picante incluso pidiendo un 3. Postres que ya no recuerdo

Nos ha encantado tanto el ambiente, decoración y servicio como la comida. Hemos tomado el foie, ancas de rana y manitas de cerdo rellenas y milhojas de creme brulee y todo excelente.

Un restaurante francés para repetir

Fuimos un grupo de amigas y disfrutamos tanto de la excelente comida como de la amabilidad y eficacia del servicio

Sitio muy bonito, comida francesa muy buena calidad. Buen ambiente, tranquilo, buen servicio. Precio algo alto, sobre todo las botellas de vino

Buenísimo el Foie, la raya y todo!que buen descubrimiento!

Sin duda uno de los imprescindibles en Madrid. Comida exquisita, el sitio precioso, y un servicio excelente. Un trocito de Francia a mano.

Todo inmejorable, incluído el ambiente en un lunes. Carta no muy extensa, pero los 4 platos que probamos estaban buenísimos. El servicio bastante bueno, el tiempo entre platos también, buena carta de vino, las recomendaciones de Sebastián son fundamentales.

Fui con mi marido a comer para celebrar un aniversario y era día de diario. Eso fue estupendo por que el local no estaba lleno y pudimos disfrutar de lo agradable que es y en un ambiente más íntimo. Desde el maitre hasta la camarera de nuestra mesa, la atención fue muy buena. Les damos las gracias. Me quedaría corta describiendo lo bonito que estaba el restaurante con la decoración navideña así que no me voy a molestar en describirlo. Tomamos unos vermús y agua . Nos ofrecieron unas cosas para abrir boca que estaban riquísimas. Un trampantojo que parecía una aceituna pero no lo era: estallaba en la boca y estaba riquísimo, un trocito de mantequilla con apariencia de cacahuete y otra cosa que no sé describir. Está muy bien que la camarera te dice los platos fuera de carta con su precio. Después compartimos unos caracoles. Ya vienen fuera de su concha. En una salsa muy rica. Luego una Ratatouille y huevo cocotte con crema de foie y trufa. Después lubina con tapenade verde de manzanilla y rape al matelote. De postre una crece suzette y su versión de la tarta tatín. Todo muy rico. Los baños limpios y bonitos. El local parecía accesible a personas con movilidad reducida. Pagamos unos 152 euros.

Ambiente francés con platos muy bien realizados , atención excelente , precio en consonancia con la calidad percibida