La Tita en Santiago de Compostela

Tortilla riquísima. Pedimos dos bebidas y con el delicioso pincho que nos pusieron, salimos cenados. Económico y muy recomendable.

Espectacular todo y la tortilla especialmente. Brian nos atendió de maravilla a nosotras y a toda la gente que llegaba. ¡Enhorabuena!

¿Está buena la comida? Sí. ¿Vale la pena la espera de 30-40 minutos? No. Comimos tortilla, zamburiñas y pimientos de padrón. Todo bueno, pero he comido versiones mejores de estos platos en otros sitios. Afortunadamente, no es caro.

Merece la pena esperar. Una obligación la tortilla de patatas que, aunque te ponen una tapa pequeña, es mejor pedir la ración (es para dos). El raxo delicioso. Muy recomendable.

Bar típico de Santiago, siempre lleno de gente. Cuando entras al bar hay una libreta para apuntarte, y van llamando por orden de llegada. La comida muy rica, sólo con pedir la bebida ya te traen una tapa de tortilla. El pulpo exquisito, muy bien cocinado. Y la Zorza también muy buena. De postres una tarta de Santiago para probar, muy buena también. Por 12€ por persona hemos comido muy bien los dos días, merece la pena la espera. La atención ha sido excelente por parte de todos, pero en especial de nuestra camarera Mar, que nos ha servido los 2 días que hemos estado allí. Hemos ido con un celíaco y ha estado atenta en todo momento. Sin lugar a dudas recomiendo este sitio, en pleno centro de Santiago, bien ubicado y con una comida más que rica a un precio muy pero que muy asequible.

Se estaba bien aquí. Aun así, tengo recuerdos mucho mejores de aquella época... Había muchísima gente y el ambiente no era el mejor.

Hay que esperar, pero vale la pena. Ya he optado por las tortillas con huevo cocido. ¡¡¡Delicioso!!!

La verdad que unos productos riquiisimos tipicos de la zona. Y el ribeiro que te ponen muy bueno y barato.Lo recomiendo para tapear si llegas como peregrino. Además hay mucho ambiente al estar en la calle principal.

En el entramado de calles del casco antiguo, este bar de tapas emerge como un hallazgo inesperado, un lugar que sin grandes pretensiones ha conquistado el paladar de quienes buscan autenticidad. Pequeño en dimensiones pero grande en carácter, el espacio combina la calidez de una taberna tradicional con la espontaneidad de quienes lo descubren, muchas veces guiados por la tecnología más que por la casualidad. Su propuesta gastronómica es simple, pero efectiva: huevos con patatas y chorizo, una combinación que, en manos expertas, se convierte en un plato reconfortante y lleno de sabor. Acompañado de una buena cerveza, la experiencia se alinea perfectamente con el espíritu del Camino de Santiago, un descanso merecido tras la ruta. La afluencia de visitantes internacionales atestigua la notoriedad del lugar, impulsada por el boca a boca digital y la fidelidad de quienes saben apreciar tapas bien ejecutadas. Un rincón donde lo básico brilla con autenticidad, sin artificios ni concesiones a la moda, y que demuestra que la calidad no siempre necesita de grandes discursos.

Me pedí un ColaCao y dos tostadas de tomate con aceite. El pan estaba muy bueno. Después de pagar, el camarero me ofreció una tapa de tortilla. Estaba espectacular, esa textura es como a mí me gusta. Eché en falta la cebolla. Quizá le faltaba un pelín de sal. Las patatas parecían las fritas de bolsa de lo finas que eran. Durante el tiempo que estuve, entró un pedido de lo menos diez sacos enormes de patatas. Me pareció un acierto ir a desayunar: rico y barato.