12/01/2025: Una cena llena de emociones y ravioli.
La velada empezó con buen pie, o mejor dicho, con buen sorbo: una jarra de sangría que nos refrescó el alma porque, honestamente, ahí abajo hacía un calor que te torras. El termómetro diría 25º, pero nosotros sentimos el calor de Mordor.
De entrante, el clásico que nunca falla: pan de ajo con mozzarella. Perfecto para ir abriendo boca y, de paso, para garantizar que nadie tuviera una primera cita cerca esa noche (el ajo hace maravillas con la intimidad). Después, me lancé con unos raviolis de trufa que me hicieron llorar de emoción y cerré mi menú con media pizza barbacoa compartida con uno de mis amigos (porque compartir es vivir). Para rematar, un tiramisú que casi me transporta al cielo, pero no tan alto como Sara, nuestra camarera estrella de la noche.
Sara es, literalmente, la MVP de los restaurantes: no solo es guapísima, sino que tiene la paciencia de un santo. Éramos un grupo de nueve personas con el mismo nivel de organización que una película de humor absurdo, y ella se manejó con una sonrisa en todo momento. Si alguna vez dieran un Oscar a las camareras, Sara se lo lleva de calle.
Ahora, el punto "agridulce": al llegar, preguntamos si podíamos cambiarnos a una mesa un pelín más grande que estaba justo al lado. La respuesta fue un rotundo "no", porque supuestamente nuestra mesa era la definitiva. Spoiler: esa otra mesa estuvo más sola que la dieta de Año Nuevo, pero bueno, se lo perdonamos a Sara porque claramente ella no toma esas decisiones.
En resumen: una cena deliciosa, una camarera espectacular, y un grupo de amigos que, aunque algo caóticos, saben disfrutar de una buena comida. Si vuelvo, será por Sara… y por el tiramisú. Pero principalmente por Sara.
10/01/2025: Un lugar estupendo si te gusta la comida italiana, la comida está buenísima buena cantidad y un trato muy amable