La Sifonería en Cangas de Onís

Un lugar recomendable si quieres buena comida abundante y tipica.

Un local con mucho encanto y comida muy rica.

Me gusta la idea de los asturianos, en este caso este restaurante, que los platos son para compartir, muy bien! El cachopo que pedimos claramente no era para tres personas, sino el doble o más, porque era enorme! Torto súper rico, y fabada. Torrezno un poco duro y grasado.

Reservar con tiempo si quieres visitar, siempre está lleno. Muy buena comida asturiana. El Cachopo es enorme. Las zamburiñas de lo más rico que probamos. Comimos 2 adultos y 2 niños. Estaba exquisito todo! La atención muy buena y cercana! Nos encantó!

El restaurante ofrece opciones caseras de los platos típicos asturianos con mucho sabor. Todo servicio con mimo y cuidado. Precios por encima de otras sidrerías pero la calidad lo vale. Recomendamos el cachopo, la fabada y de postres: tarta de queso y arroz con leche

Acogedor restaurante con gente muy amable y comida espectacular, comimos varios platos de la carta y todo buenísimo, para destacar El cachopo tiernísimo, hasta el empanado está ligero, de 10. Volveremos, recomendado 👍

Se merece el renombre que tiene. El cachopo, de los mejores que hemos probado. Es de jamón, relleno de pimiento rojo y queso. Aunque a nuestro parecer era un poco pequeño para lo que ya nos habían acostumbrado los asturianos. Los tortos con picadillo y huevos no tienen nada que envidiarle al cachopo. Espectaculares. Todos los platos son para compartir y el sabor de las comidas es exquisito. La única pega aparte del cachopo, es que tienes que reservar con bastante antelación ya que casi siempre están completos.

Comenzar diciendo que si quieren ir a este restaurante, que no se les pase por la cabeza ir sin reserva o intentar reservar el mismo día. Es un restaurante pequeño, cuya comida está tan buena y tiene tanta fama que siempre está lleno. Conseguí una mesa reservando el día anterior, gracias a la recepción de nuestro hotel que fue quien llamó para reservarnos. En cuanto a la comida, pedimos cachopo y tortos. El cachopo está muy bueno, aunque pequeño de tamaño para su costo. Los tortos deliciosos. En cuanto al servicio, rápido y eficaz. El ambiente es lo que no puedo destacar. Me explico: estás comiendo y solamente percibes sensación de agobio por parte de los camareros y el dueño. Al ser un sitio pequeño, pude ser consciente de todo y ese agobio se transmite a los clientes. El agobio se debía precisamente a que no paraban de recibir llamadas donde a mi parecer preguntaban si tenían mesa disponible, porque escuché al dueño varias veces diciendo “lo siento, estamos completos, es imposible” o muchas personas que entraban al restaurante preguntando lo mismo. Considero que ante esto, quizás les vendría bien gestionar reservas de alguna otra manera que por teléfono y que se hiciese saber, sobre todo hoy en día con la cantidad de apps o webs disponibles para ello. Al dueño se le veía haciendo malabares para intentar sentar a todo el que podía. Hasta cuando nosotros nos levantamos para irnos su cara fue de alivio. Repetiremos, porque la comida está muy buena, pero ojalá la próxima vez perciba un ambiente más tranquilo y ordenado.

Todo espectacular, lo que menos nos gustó fueron las croquetas de jamón que pedimos un remix, las de cabrales estaban exquisitas. El solomillo al punto, estaba muy rico, aunque es algo caro merece la pena. El arroz con leche sin mas, estaba algo pasado, pero comible. Volveremos!!!

Eran sobre las 20 h y las mesas ya estaban para cenar pero me apetecía probar su vermú y amablemente me buscaron un sitio. El vermú casero muy bueno, pero el vermú de sidra resultó diferente, curioso y delicioso. Muy recomendable.