La Prima Lejana en Madrid

07/08/2025: A día de hoy podría decir que es mi coctelería favorita de Madrid, y aunque no conozco todas, pero sí bastantes. Los cocteles están muy buenos en general, son originales y te hacen cambiar la percepción de algunos sabores. Por ejemplo, a mí no me gustaba nada el whisky y uno de sus cócteles con whisky, e higos, es mi favorito de todos los que he probado allí. Algo con lo que me ganaron completamente fue el día que me cambiaron un cóctel, del que casi me había bebido la mitad, porque no me estaba gustando demasiado.

07/08/2025: Desde el momento en que entré en Momus, supe que este lugar era especial. Escondido en el corazón de Madrid, el bar tiene un estilo minimalista pero un ambiente cálido y acogedor. Aquí no hay cerveza ni vino, solo cócteles, y eso ya dice mucho de su enfoque. Para mí, Momus es, sin duda, la mejor coctelería de Madrid. El ambiente es relajado pero refinado, la música encaja a la perfección y el personal es amable, atento y se nota que les apasiona lo que hacen. La carta es creativa y te invita a probar cosas que normalmente no probarías, con una presentación divertida que enriquece la experiencia. Mi primer cóctel, Bastard Rock, marcó la pauta inmediatamente. Una mezcla de whisky Laphroaig10, Amaretto Adriatico y pandan puede sonar inusual, pero funciona: ahumado, con sabor a frutos secos, ligeramente dulce y lleno de carácter. Viene con un pequeño bocado comestible, pensado para disfrutarlo junto con la bebida. Sorbo, bocado, sorbo otra vez, y los sabores cambian y evolucionan. Un comienzo de noche divertido y envolvente. Después llegó el treme, que nos deparó una sorpresa completamente diferente. Elaborado con Rémy Martin VSOP y combinado con pistacho, bitter de limón, bitter de Nueva Orleans y menta pastilla, era fresco y aromático, con un suave toque a nuez y una refrescante nota herbal al final. Elegante y divertido a la vez. Para terminar, me decidí por su versión del Espresso Martini. Como todo en Momus, tiene un toque especial. En lugar de vodka, usan Calvados C. Drouin, que aporta un suave toque afrutado y más profundidad. Se mezcla con Borghetti Caffè, melaza de frambuesa, un toque de sal y un toque de haba tonka. El resultado es suave, equilibrado y un toque diferente: familiar, pero con una grata sorpresa. Momus demuestra que no hace falta hacer demasiado cuando cada detalle está en su punto.