La Nansa en Sitges

Una experiencia gastronómica excepcional en el corazón de Sitges. Visitamos La Nansa en familia y con amigos, y desde el primer bocado supimos que estábamos en un lugar especial. Comenzamos con unos entrantes muy bien ejecutados: pastel casero, calamares tiernos y un bonito en escabeche lleno de matices, cada uno con un sabor auténtico y equilibrado. Como platos principales, degustamos un arroz perfectamente en su punto y un pescado fresco y delicadamente cocinado, ambos con presentaciones cuidadas y sabores muy bien definidos. El broche de oro fue un surtido de postres donde brillaron con luz propia el helado de la casa —cremoso, elegante— y una crema catalana clásica, con ese toque artesanal que marca la diferencia. El ambiente es cálido, acogedor, con ese encanto marinero que invita a relajarse y disfrutar. Un restaurante donde tradición y calidad se dan la mano. Totalmente recomendable.

Espectacular. Restaurante con ingredientes de calidad y un servicio excelente. Es un lugar para gente local, no es un lugar turístico, lo que le da un gran encanto

Comimos muy bien. Todo estaba muy bien cuidado, el personal fue amable y atento. Cocina catalana original. ¡Imprescindible!

No me gusta que te pongan pan y te lo cobren sin pedirlo. Paella muy buena. Todo el que va prácticamente pide paella. Menú por 37€. Carta amplia. También ofrecen bastantes plata fuera de carta. Precio un poco elevado. Cerca del mar y de la zona turística de Sitges.

Buen ambiente, trato y atención inmejorable y la comida variada y exquisita

Organizamos una comida familiar después de un largo periodo de tiempo sin poder ir. La Nansa se ha reinventado para seguir ofreciendo calidad, trato cortés y familiar, ambiente relajado para parejas o familias con niños. Al entrar su ambiente marinero y su decoración nos da la sensación de que el tiempo se ha detenido y no nos hemos equivocado en la elección. La bienvenida por parte de, Antón y Mireia, no se hace esperar y su sonrisa y familiaridad nos hace confiar en él buen resultado de nuestra decisión. Las mesas bien preparadas con mantelería bien planchada, servilletas de algodón, cristalería y cubertería impecable nos hace sentir francamente cómodos al sentarnos en la mesa, por cierto, amplia y cómoda para disfrutar de una buena oferta gastronòmica. Y allí estamos leyendo una carta más que equilibrada, variada y terriblemente tentadora por la suculenta oferta de sus platos. Las alcachofas rebozadas un puntazo, calamarcito frito una gozada, el capaccio de reno una experiencia de sabor, la ensalada de langostinos una mezcla de mar y campo, la corvina insuperable, el bogavante con caracoles una tentación para el paladar y los arroces sin comentarios. No puedo olvidarme de los postres, fantásticos. Importante resaltar que todos los platos están bien presentados, equilibrados en sus sabores y justos en cantidad. Olvidaros de diseños allí se come unas buenas raciones. El ambiente tranquilo, familiar y calmado. Se puede ver cómo una nueva generación de gourmets viene a disfrutar y revivir la cocina de nuestros abuelos. Buenos platos, sabores y calidad. Quizás para mí gusto la carta de cavas puede ser limitada pero en general sigue siendo un restaurante que se mantiene por encima de otros por su carisma, cocina y calor humano. Y no quiero despedirme sin dar las gracias a todo el equipo de cocina, los auténticos responsables y al servicio de camareros en especial a Isi quien con su profesionalidad, simpatía y estilo supo atender nuestras necesidades con su incansable sonrisa y rapidez. Habrá que repetir.

Comimos genial, el trato excelente y ganaron un cliente para cuando vuelva por allí

Hemos ido a comer con la familia y la comida muy recomendable. Hemos tenido muy buena atención de todos los camareros, excepto una de ellas (quizás jefa) y eso nos ha incomodado mucho porque íbamos a pasar un buen día con la familia y hemos empezado el almuerzo con el pie izquierdo. Tras el malentendido se ha acercado a disculparse y se agradece.

Increíble el arroz sitgetano y los caracoles con bogavante muy majos todos.Los camareros eran un amor

Calidad muy buena, pero platos poco llenos. Sobre todo el rape que fue una sugerencia de la cocina. En cuanto al rodaballo con ajo, muy bueno. Para pagar 50€ por persona, debería revisarse este punto.