La Mundana en Barcelona

¡Qué experiencia! Escogimos el menú degustación, que incluye todos los platos estrella de La Mundana y dos ostras, y fue todo un acierto. Cada plato era una deliciosa sorpresa, muy bien presentado y con sabores espectaculares. Sin duda, una propuesta gastronómica buenísima. Como punto a mejorar, al final pedí un cortado, pero el camarero me informó de que sólo podía ofrecerme un descuento en una copa de vino, ya que no servían cafés dentro a esa hora. Me dijeron que si quería el café, tenía que estar en la terraza. Habría agradecido que nos lo hubiesen comentado antes, ya que fue algo inesperado y me dejó con una sensación poco agradable en un servicio que, hasta entonces, había sido excelente. Sin embargo, recomiendo mucho La Mundana por su cocina creativa y de calidad. ¡Volveré seguro!

Buena comida. Buen servicio. Altamente recomendado.

Lugar espectacular, de los mejores restaurantes que he estado nunca, 10/10. No sólo por la comida (exquisita), sino porque el servicio es muy atento y rápido en atender y llevar los platos.

Comer en La Mundana ha sido todo un acierto. Desde el primer plato hasta el postre, todo estaba cuidado al detalle y lleno de sabor. El carpaccio de gamba fue una auténtica delicia, delicado y lleno de matices. El katsudon, sin duda, se lleva la corona: sabroso, equilibrado y perfectamente ejecutado, el mejor que hemos probado. La costilla también estaba riquísima, cocinada en su punto justo, tierna y jugosa. Pedid, por favor, la torrija rellena de vainilla. Cremosa, dulce sin empalagar, con un contraste de texturas que la convierte en un imprescindible. Un sitio con una cocina creativa, sabores potentes y una atención excelente. Repetiremos sin duda.

Un sitio con encanto en Barcelona. Tapas muy buenas, precio-calidad aceptable, buen servicio y un ambiente acoger.

Al principio entras a este restaurante que me habían recomendado mucho y entras en un sitio bastante pequeñajo. Te sientas en las mesas que son más bien pequeñitas y entonces viene el camarero y empieza la magia. Comes de tapas que los camareros te cuentan con todo lujo de detalles (muy amables) . Cada plato más rico y original que el anterior, algunos de los cuales bien podrían estar en un restaurante de estrella Michelin (como la corvina en salsa verde). Toda una experiencia, muy recomendable.

Uno de mis lugares favoritos, con un servicio fenomenal y una sutil innovación gastronómica, pero sin pasarse. ¡Mmm! El katsu y el brioche de rabo de buey son una delicia.

Impresionante carta, con mucho cuidado y trato muy agradable. Sin duda de repetir. Alto nivel!

Llevábamos tiempo intentado ir y no lo conseguíamos. Hemos celebrado un aniversario familiar. Nos han atendido con gentileza desde el primer momento. Hemos hecho un menú de platillos sugerido por quien nos ha atendido que estaba cada planto mejor que el anterior (tartar de gamba, puerros rellenos de idiazabal, patatas bravas a La Mundana con ajo negro, huevo sorpresa, arroz con cap y pota y anguila, costillas coreanas y no se si otro más) y de postre una especie de torrija con crema que estaba esplendida. En resumen todo estaba de 10, los camareros encantadores y hemos pagado unos 40 euros per pax. Relación calidad precio también insuperable.

Sicuramente uno dei posti più interessanti tra quelli provati a inizio autunno di quest'anno a Barcellona. Come suggerisce il nome, si trova nel quartiere di Sants, prettamente residenziale e fuori dai circuiti turistici. Già questo lo configura come un'alternativa ai soliti locali dove si rischia di cenare circondati quasi esclusivamente da turisti, e che è una promessa - ma non una garanzia, attenzione ai cliché - di un'esperienza gastronomica soddisfacente. Al di là della location, La Mundana merita anche per l'approccio giocoso alla cucina. Premessa: si presentano umilmente come "vermutería", dal nome delle botteghe specializzate nella mescita e consumazione del vermut. Tuttavia, a dispetto del nome, non mancano contaminazioni di ogni sorta, dalla riletture contemporanee di classici della cucina catalana e spagnola in generale fino alle suggestioni delle cucine dell'Asia orientale, giapponese e coreana in particolare. E proprio da questo clima di giocosità mi sono lasciato trasportare: ho iniziato con uno dei loro signature dishes - le patatas bravas rivisitate (sublimi, da provare) - per proseguire con un delizioso sando con maiale iberico e gli anelli di calamari con maionese al kimchi, per concludere con un dessert. Incuriosito dalla carta eccellente e dal consiglio della cameriera, ho deciso di abbinare il tutto a uno dei loro vermut. Scelta che si è rivelata essere perfetta, soprattutto considerando che non era semplice trovare vini in grado di far comunicare piatti così differenti.