La Duquesa en Barcelona

13/07/2025: Cenamos aquí la última noche de nuestro viaje a Barcelona y fue una experiencia increíble. El servicio fue excepcional durante toda la velada. Los maridajes de comida y vino fueron todo un viaje, y no podemos dejar de hablar de lo delicioso y sabroso que estaba cada plato. La atención al detalle en los platos también fue increíble; cada uno era como una obra de arte. El ambiente era genial y la cocina de concepto abierto era una maravilla. ¡Volveríamos sin dudarlo!

11/07/2025: (Visitado en 2024) Comida y vino: La mayoría de los platos que probamos esa noche estaban bien ejecutados y presentados con gran elegancia. La comida tenía una pinta estupenda, muy fotogénica, pero en cuanto al sabor, no hubo nada memorable que nos hiciera volver. Nos sirvieron raya, una opción interesante, pero con un olor a urea evidente. Su selección de vinos, en cambio, era casi impecable. Pedimos recomendaciones después de dar nuestras preferencias y lo que nos trajeron no nos decepcionó en absoluto. Higiene de la comida: cuestionable. Usaban cajas de joyería de ante rojo para servir los postres. Pregunté a los camareros si reutilizaban las cajas y me dijeron que sí, que usaban las mismas cajas todos los días, pero no me explicaron cómo las desinfectaban ni las limpiaban. La caja no cabe en el lavavajillas ni en la lavadora. De hecho, su material ni siquiera aguanta el lavado con agua. Supongo que no las limpian en absoluto. Servicio: Sin duda, el excelente servicio que se puede esperar de restaurantes de lujo. Siempre tienen al menos dos camareros para servir cada plato, lo cual no me opongo, pero me parece excesivo. Ojalá hablaran mejor inglés. Hubo muchas cosas que no pudieron explicarnos debido a la barrera del idioma. Ambiente: En lugar del comedor principal, nos sentaron en una sala separada que parece una cafetería o zona de descanso para sus empleados. Había una nevera dentro e incluso un microondas en la mesa. La ventaja es que tenía mucha luz y era fácil sacar fotos. La desventaja obvia, sin embargo, es que nos dio la sensación de estar comiendo en medio del trabajo. Nos sentimos estresados e incómodos, no el tipo de ambiente que esperarías de una cena fuera. No sé por qué no nos sentaron en el comedor principal; éramos la única mesa que se sentó en su sala de empleados esa noche. También vi algo muy pretencioso: obligan a todos los empleados a llevar zapatillas rojas con 3 estrellas Michelin. Como si fuera su mayor logro. Una monstruosidad. Es un restaurante con 3 estrellas Michelin, y califiqué mi experiencia basándome en ese criterio. Lamentablemente, fue mediocre en muchos aspectos.