La Borda Del Mentidero en Madrid

En La Borda del Mentidero saben hacer dos cosas muy bien: 1. Atenderte como si fueras de la familia. 2. Poner un steak tartar que te hace replantearte la vida. Los camareros no están para recitarte la carta como un robot. Están para que disfrutes. Te recomiendan, te sirven en el momento justo, y se adelantan a lo que vas a pedir. Eso no se entrena: se nota que lo llevan en la sangre. Y luego está el steak tartar. Olvídate de los que te ponen carne insípida y cuatro alcaparras para disimular. Aquí la carne es de verdad, el aliño está medido al milímetro, y cada bocado es un golpe de sabor que te hace pensar: “Vale, por esto sí merece la pena salir de casa”. En resumen: Si buscas comer bien, sentirte bien atendido y salir con una sonrisa de oreja a oreja… este es el sitio. El día que fallen, será porque se ha parado el mundo.

Sitio precioso por dentro. Muy bonito. La comida está buena pero los precios no están justificados para nada. La atención es buena. Lo que menos nos gusta es su situación; como una sensación de polígono. Justo al lado del complejo Telefónica.

Se come muy bien y el sitio es muy fotografiable. El servicio es bueno y atento.

Hicimos un evento y la atención y la comida fueron exquisitos. Súper recomendable.

Decepción en el servicio y en el plato escogido: solomillo 600 gr a la "Tela"

El invernadero es precioso Comida muy buena Bien atendido

Hemos realizado una celebración de 50 cumpleaños con amigos y familia y el resultado ha sido absolutamente INCREIBLE. Raquel Lopez ha estado atenta a todos los detalles, nos ayudó a organizar el espacio, elegir el menú, ubicar todo lo que habíamos pensado y atender todas nuestras necesidades con absoluta profesionalidad. La comida muy buena, el ambiente increíble y el trato inmejorable por parte de todo el personal del restaurante. La celebración no hubiese sido la misma en ningún otro lugar. MUCHÍSIMAS GRACIAS POR TODO

Excelente lugar , sobre todo reuniones y celebraciones, chic total , super !!!

El local maravilloso, de los que te quedarías a vivir. Pero la comida es un quiero y no puedo. Muy caro para la calidad y sabor de la misma. Ejemplo de caro: ración de anchoas 24,5, pero ojo que te sirven 6 anchoas (de hecho pregunté si era media ración). Ejemplo de sabor: las vieras con mantequilla solo saben a queso, sí a queso (y nada de la vieira que es el producto principal). Ejemplo de quiero y no puedo: las alcachofas con papada ibérica. Las alcachofas sin sabor y la papada testimonial. Ahora, igual que digo esto, también os cuento que la atención y el local es de lo mejor. Por lo tanto, si tienes una comida de negocios donde quieres impresionar por el lugar y el ambiente selecto, o una cita para luego enterrar la sardina, es un sitio ideal. Pero tienes que tener en cuenta que el paladar de tus acompañantes no sea muy exquisito o versados en restaurantes de cierto nivel de cocina. Si lo que vas es para probar una nueva experiencia culinaria es mejor el bar de Manolo. Al menos no te la clava. Recomendación para cocina: Meted unos buenos fondos, unas salsas finas y algo más de gramaje en algunos platos y lo petáis (es que lo de las anchoas me ha llegado al alma). Por cierto, desde hace poco dejan ir con niños (antes era solo para adultos). No los llevéis. Van a salir sin comer y vais a fastidiar el ambientazo que hay.

Buenísimo. Conocía los otros dos restaurantes “más de batalla” como son las brasas . El sitio está fenomenal puesto y el servicio es muy bueno. Pedimos menú cerrado con rodaballo a la brasa riquísimo, tarta de queso espectacular de postre y de primeros jamón, croquetas y buñuelos de bacalao muy muy buenos. Vale la pena