La Bicicleta en Entrambasaguas

Tengo dudas sobre La Bicicleta, pero le daré el beneficio de la duda y le daré 5 estrellas. La primera parte de la comida fue estelar: los aperitivos en la terraza, el aperitivo en el jardín y, sobre todo, las tapas en la barra. Una vez sentados a la mesa, la cosa se puso un poco problemática. Los sabores eran fantásticos, pero había dos defectos. En primer lugar, el tamaño de las raciones era excesivo. Pensamos que los platos deberían ser la mitad del tamaño de los que se sirven. En segundo lugar, la temperatura en el comedor era incómodamente calurosa. El salón no está equipado para temperaturas más altas de lo normal, y tanto mi esposa como yo sentimos que eso empeoró la experiencia. Sin embargo, en general, los sabores fueron estelares y disfrutamos de la experiencia.

Impresionante todo. Desde el local,la comida y el trato del dueño. Es obligatorio pedir la tarta de queso. Probablemente la mejor q he comido en toda mi vida. Repetiré seguro. Admiten mascotas

Espectacular experiencia culinaria. 18 platos, con la atención constante de los fundadores y el staff, cambiando de localización varias veces y con unos platos creativos pero honestos. Las tapas iniciales no me convencieron, pero una vez pasamos al jardín y a la barra empecé a entender el concepto y los platos empezaron a fascinarme. Los principales absolutamente geniales y la barra extraordinaria. Enhorabuena a todo el equipo.

Una experiencia para repetir tanto por la comida como por el servicio, también comentar la originalidad de ir probando los platos por las diferentes zonas de la casona,primero terraza, pasando por su huerto, a continuación en barra y terminando en mesa, muy ameno y diferente!de 10,muchas gracias chic@s.

Menú Grand Boucle sin maridaje. No hay demasiado que añadir al resto de reseñas; la experiencia en este restaurante es curiosa, ya que desfilas por cuatro ambientes diferentes, sirviéndote en cada uno platos distintos. - La biblioteca, en un ambiente íntimo, rodeado de libros te ofrecen entrantes y una kombucha. Es un poco "violento" porque es un espacio pequeño, en nuestro caso había dos parejas más y sólo puedes hablar en susurros o mediante gestos. - La huerta, te hacen un tour por la huertica donde te muestran diversas plantas aromáticas, flores, etc, aprovechando para servirte un plato "floral" - La barra, donde el sous chef prepara delante tuyo platos de inspiración japonesa con la correspondiente explicación. Fue, para nosotros, lo mejor de la visita. - La mesa del restaurante, donde te sirven los platos principales, acompañados de panes grisines artesanos. Con relación a la comida, lo que menos nos gustó. El pescado del día, cocinado en directo por el chef, muy insípido, no nos gustó. Y el plato de carne, cuatro tipos de cerdo, pues la verdad es que tampoco. Y a mí, personalmente, el postre pues que queréis que os diga... Tampoco. Lamentablemente, y repito, en mi opinión, el final de la comida torció lo que había empezado muy bien, y al tratarse de los platos principales, pues la sensación final no es la mejor, sobre todo cuando no hablamos de un menú barato. La atención por parte del personal y las camareras, realmente soberbio, con un trato excepcional. El restaurante también está fenomenal, cuenta con un parking privado y el sitio es realmente bonito. Es una experiencia diferente que va más allá de lo culinario. Lamentablemente, y para nosotros, le faltó la culminación, no le puedo dar las 5 estrellas.

Una experiencia gastronómica única e inolvidable. El menú degustación es una auténtica explosión de sabor, con cada bocado sorprendiéndote más que el anterior. Lo más original: el recorrido por distintos espacios del restaurante —la biblioteca, el huerto, la barra— antes de llegar a la mesa, hace que cada plato se disfrute con todos los sentidos. Lo que más valoramos, además de la cocina de altísimo nivel, fue la atención cercana y cuidadosa. Fuimos con un carrito de bebé y nuestra Border Collie, y en todo momento se adaptaron a nuestras necesidades con una amabilidad que no es fácil de encontrar. Es la segunda vez que vamos, y sin duda, no será la última. Muy recomendable.

Mala experiencia con una persona alérgica a alimentos, se aviso y nos confirmaron que harían un menú especial. Cuando llegamos ni se acordaban , tuvieron que cambiar varios platos una vez servidos y el alérgico acabó con varios antiestaminicos . Poco profesionales , no lo disfrutamos . Por lo tanto relación calidad precio mal . Solo tenían una botella de vino del que solicitamos y no lo avisaron , cuando pedimos una segunda es cuando nos lo indicaron . Todo muy regular

Fabulosa atención y menú . Concepto con fundamento y muy bien explicado . El paseo iniciático por el huerto es absolutamente recomendable. Edu y Cristina , gente maja haciendo cosas bonitas

Gran experiencia desde el minuto 1. Todos los platos espectaculares, el recorrido por las distintas estancias emociona y mucha calidad hasta en el jabón de manos. Merece mucho la pena. Recomiendo maridaje también, el chef no defrauda en eso tampoco. Imperdible!

Una experiencia culinaria al nivel de un estrella Michelin. Mas que una comida es un verdadero show. El menú consiste en 21 pases que se desarrollan en diferentes escenarios, una salita privada, el huerto anexo al restaurante, en una barra frente a la cocina que está abierta y te preparan los platos delante de ti y finalmente se termina en el comedor. Todo esto dura unas 4 horas. La calidad y complejidad de los platos es extraordinaria y el servicio muy amable y ofreciendo la información necesaria para que disfrutes del plato.