Jiménez en Majadahonda

Un restaurante más que recomendable, tanto por su excelente cocina como por su magnífico servicio y esmerada atención. Algo muy difícil de encontrar en estos tiempos. Fuimos el Viernes pasado a cenar y disfrutamos del menú con cuatro primeros, segundos y postres a elegir. No vamos a dejar pasar mucho tiempo antes de volver

Un restaurante de toda la vida escondido con un patio agradable. Comida espectacular y servicio impecable.. volveremos

Siempre se acierta en Jiménez. David y su mujer te hacen sentir como en casa.

Llevábamos mucho tiempo oyendo hablar de este restaurante a mí hermano, y por tanto mucho tiempo queriendo ir a comer a Jiménez. Hoy ha sido el día y he de decir que la realidad ha superado con creces las expectativas (que eran muy altas). El restaurante no es muy grande pero sí coqueto y muy bien decorado. El espacio entre mesas es amplio (cosa que se agradece en la actualidad, porque no es lo normal) y el nivel de ruido es normal estando el restaurante lleno. Así, para empezar, pintaba muy bien. Hemos pedido un menú cada uno (éramos cinco) y hemos intentado probar el máximo de platos. Para beber vermú (recomendable, es casero) y tinto. Riquísimo. Para acompañar la espera un paté de pimientos y unas aceitunas. Deliciosos ambos y estábamos "haciendo hambre". Los platos, todos espectaculares. El ajo blanco, los garbanzos con setas, la corvina, el risotto, las gambas, y especialmente el lomo bajo. Increíble. Ahora que los he probado todos, la próxima vez no sabré qué elegir... Y de los postres ni hablamos porque también son espectaculares (así que intenta dejar hueco porque no te los puedes perder, especialmente la torrija). La atención es de insuperable. Nunca había estado en un restaurante en el siendo la primera vez nos hayan tratado con ese cariño y cercanía, cómo si fuésemos allí cada semana . No pierden detalles de absolutamente nada. Te aconsejan, te sorprenden. ¡Qué bonito que cuidéis a las personas con ese trato tan amable y humano! Se nota que aman lo que hacen y que ponen todo el cariño en cada momento. De corazón, que es mejor descubrimiento para poder disfrutar de una comida realmente especial. Volveremos sin lugar a dudas. ¡Gracias!

Una joya culinaria con sabor a hogar Desde el momento en que cruzas la puerta, este restaurante te envuelve con una calidez que rara vez se encuentra en el mundo gastronómico. No solo se come increíble —cada plato es una explosión de sabor, hecho con ingredientes frescos y mucho corazón— sino que también te hacen sentir como en casa. La atención es cercana, amable y genuina. No es solo servicio, es hospitalidad en su máxima expresión. Te llaman por tu nombre, te recomiendan lo mejor del día como si fueras de la familia y hasta te preguntan cómo estuvo todo con verdadero interés. Recomiendo especialmente sus guisos y potajes y por supuesto, su torrija que resumen todo lo que este lugar ofrece: calidad, autenticidad y amor por la cocina. Un restaurante al que siempre querrás volver, no solo por la comida, sino por cómo te hacen sentir. Simplemente, un lugar para el alma y el paladar.

Un gran descubrimiento, súper súper amables y consecuentes con tus necesidades, calidad precio espectacular, un trato cercano y educado, el Sr Ud magnífico. sin duda volveré y lo recomendaré.

Es la segunda vez que venimos. La primera fue espectacular por la comida y el trato. Está segunda, más espectacular, si cabe. Muy recomendable.

Primera experiencia inmejorable. Trato amable, especialmente el de David. Muy buena calidad de la comida. David nos obsequió con unas revolconas con torreznos, no hay que dejar de probarlas. Volveremos, sin duda

Por orden, el trato excelente, la cocina excelente y se aparca bien. Por resaltar algun plato, las manitas de ternera, muy muy muy buenas. Los postres solamente deliciosos.😋

Gran producto, buen servicio, ambiente acogedor y cocina a la vista. Cuidadas recetas tradicionales con toque sofisticado. Terraza de verano, fácil aparcamiento. Un 10, Jimenez!