Jauregibarria, España en Amorebieta-Etxano

La comida muy rica, aunque me sorprendió que el tartar de atún nos lo dieran en unas tostas de barra de pan muy gruesas …. Por lo demás todo correcto. No es la primera vez que vamos pero nos sorprendió la Copa de crianza nos cobraron 6 euros. Consultado el vino que tomamos a una profesional, nos dijo que ese precio era muy elevado.

Un lugar perfecto para una celebración, comida de 10 y un paseo genial para despues de la comida

Disfrutamos de una cena realmente maravillosa en este encantador y auténtico restaurante vasco. Desde el momento en que entramos, nos recibieron con calidez y genuina hospitalidad. El ambiente era acogedor y lleno de carácter, reflejando a la perfección el espíritu del País Vasco. Optamos por un menú del día con una variedad de ingredientes locales, y cada plato estaba exquisitamente preparado y lleno de sabor. Se notaba la frescura y la calidad de los productos, y las recetas tradicionales estaban elaboradas con esmero y orgullo. El servicio fue excepcional: atento, amable y experto. El personal se tomó el tiempo de explicar cada plato. En definitiva, fue una velada memorable, y recomiendo encarecidamente este restaurante a cualquiera que busque disfrutar del auténtico sabor del País Vasco en un ambiente cálido y acogedor.

Comimos pintxos que son ser extravagantes estaban bien el servicio muy atento y el entorno adecuado, con parking al lado y parque infantil a la vista de la terraza para ir con niños

Entramos buscando comer de menú del día y nuestra sorpresa es que el menú mínimo son 32€ por persona! Comida rica pero escasa cantidad, NO merece la pena por ese precio.

restaurante muy interesante Es como una caja. En la entrada hay un snack bar para hombres locales, para madres con niños, para jubilados que van de paseo al parque.. Caminando por el interior encontrarás un restaurante para grupos grandes. Y yendo aún más lejos te encuentras en un restaurante gastronómico. Hay una vista preciosa del parque y sirven platos de cocina vasca bastante interesantes. Mucho local, mucha temporada, mucha adaptación de recetas tradicionales. Las setas y las microanguilas fueron una revelación para mí. El chef es muy sonriente y accesible: me mostró la cocina y habló sobre el concepto. Me gustó.

Espectacular la comida y la atención, Beñat y su equipo son los mejores. Cada plato que te sacan supera al anterior

La terraza se queda pequeña para la gente que va. Sin embargo el restaurante no está muy lleno

Fui a la actividad de pasear por Amorebieta- Etxano con Urko, el organizador de kanpo ekintzak. la actividad culminaba tomando algo en el local, para regresar al barnetegi. El espacio interior está muy bien aprovechado dado que da mucha sensación de espacio, y el edificio está restaurado con respeto. El interior es diáfano.

Restaurante enclavado en un baserri al lado de un parque a las afueras de Amorebieta. El lugar es muy bonito y con una gran terraza para disfrutar del buen tiempo. En el interior tiene dos comedores: uno más clásico y el otro un poco más moderno, donde sirven su propuesta gastronómica y en el cual comimos nosotros. Tiene unos grandes ventanales que miran al parque, lo que mejora la experiencia. Empezando con la atención y el servicio, me gustó mucho el trato por parte del jefe de sala y la camarera que nos atendieron. Para comer elegimos el menú Beñat Ormaetxea (el más largo) y me gustó mucho. Entre los platos que más me entusiasmaron se encuentra el escabeche de codorniz con brotes y ensalada: un plato fresco y ligero con esa acidez que aportan los encurtidos y el juego de texturas de los vegetales con la pechuga de codorniz, seca pero que con la salss conjuga a la perfección. Un plato muy agradable. También entusiasmó el plato de mejillón, con texturas líquidas (el curry), aéreas (el aire cítrico).. y con intenso sabor a mar, toques dulces de la gelé de vermut y el toque cítrico, sin destacar nada por encima de lo otro. Seguimos muy bien con el tartar de cigala y el tallarín de begi haundi. Ambos platos muy sabrosos y bien ejecutados. El caviar que acompaña el tartar no tiene mucho gusto. La beurre blanc de txakoli es cremosa y tiene ese toque de acidez que aporta el txakoli, pero muy conseguida porque la acidez no se come el sabor de la cigala cruda. El tallarín de begihandi muy logrado técnicamente y la salsa untuosa y con buen sabor. El crujiente aporta textura al plato. Luego llegaron los platos "fuertes" cárnicos: el ravioli de pato, el pichón y el cordero. Los tres me gustaron. En el ravioli está muy bien trabajada la pasta y con buen fondo aunque el relleno de pato menos potente que el caldo que acompaña, un pelín insípido. En cuanto al pichón, plato muy visto en los restaurantes gastronómicos, estaba rico. Le acompañaban un higo pequeño y maíces "baby". El higo estaba dulce y rico pero para mí no pega en exceso acompañando al pichón. El final de cordero lechal de gran calidad y bien cocinado. Recuerda al que te puedes comer asado en Castilla y León aunque este también tenía unos puntos dulces de membrillo creo. Rematamos con los postres, un prepostre fresco y el final más goloso de chocolate con naranja. Al ser chocolate negro no es excesivamente empalagoso y los elementos casan muy bien. Muy disfrutables ambos. El menú se disfrutó mucho y por poner una pega para mi gusto algún acompañamiento dulce innecesario en los platos de carne. El block de foie que sirven como primer entrante no me enamoró porque no tiene nada de especial, es algo similar a lo que ouedes comer de entrante en muchos restaurantes y además llena bastante. Los embutidos que hacen caseros, en cambio, creo que es una idea original y diferente no vista en tantos sitios. En cuanto al precio, lo considero razonable teniendo en cuenta el número de platos, el producto utilizado y lo bien elaborado que está todo. En resumen, me pareció un restaurante precioso en un entorno privilegiado y con un trato muy bueno. La comida del menú largo es cuidada, gustosa. Es cierto que si has probado muchos sitios gastronómicos que ofrecen menú degustación a lo mejor no sientes tanta sorpresa pero sí que hay disfrute. Seguramente vuelva a probar la parte de la carta, que seguro que está a muy nivel.