Iruñako en Burgos

Solamente he tenido la oportunidad de parar a tomar algo y comer algún pincho. Está todo muy rico y el local es agradable. Merece la pena parar y disfrutar un rato en su terraza. Mejor con amigos.

Es funcional. Se puede aparcar. Un tanto retirado, al estar en in polígono. Pero todo genial.

si quiered comer bueno casero y mucho .... no lo dudes el mejor restaurante de Burgos de comida casera me encanta iruñako 🥰🥰🥰🥰🥰

Hotel limpio pero un poco ruidoso por estar cerca de una avenida. A 30 minutos del centro en coche.

El hotel en general estuvo bien. Fuimos sin reserva, pero el recepcionista no hablaba inglés, pero logramos pasar. Llegamos sobre las 21:00 y había gente comiendo y bebiendo en el restaurante. No tuvimos problemas de ruido. Había toallas y jabón en la habitación.

Hotel cerca del centro de Burgos para pernoctar limpio, accesible y con buena relación calidad precio.

El restaurante muy bien lo unico es q no tiene aire acondicionado ni un ventilador

Pasamos una noche allí en una habitación triple (cama doble y cama individual). El personal es amable. La relación calidad-precio es buena. Ubicación tranquila. Buen desayuno. Un miembro del personal hablaba inglés. Saber español sería una ventaja.

Habitación bastante pequeña, ducha diminuta para personas altas, cama cómoda, lugar tranquilo, perfecto para descansar. Aparcamiento iluminado a los pies del hotel. Hotel funcional, ideal para una parada de camiones. Un poco caro para este tipo de hotel: 66 € para dos personas en hotel.com

El Hostal-Restaurante Iruñako ha sido una grata sorpresa en mi paso por Burgos. Está ubicado en una zona muy accesible, ideal tanto para hacer una parada de descanso como para alojarse unos días y visitar la ciudad. El hostal es sencillo pero muy cómodo y limpio, con todo lo necesario para una estancia agradable. El personal es extremadamente amable, cercano y siempre dispuesto a ayudar, lo que marca una gran diferencia. Te hacen sentir como en casa desde el primer momento. Pero lo que realmente destaca es el restaurante: comida casera, abundante y deliciosa, con una relación calidad-precio difícil de encontrar hoy en día. El menú del día es muy completo, con platos típicos burgaleses preparados con esmero. El cordero asado y la morcilla son absolutamente recomendables. Sin duda, volveré. Un lugar con alma, ideal para quienes valoran lo auténtico y el buen trato.