Gresca en Barcelona

Tenía muchas expectativas, ya que Gresca está muy de moda y llevaba tiempo pensando en ir. Lamentablemente, no se cumplieron. El servicio fue regular; algunos camareros fueron muy atentos y otros muy ajetreados y desorganizados. Al entrar, había dos camareros mirándonos, esperando a que un tercero terminara de hablar por teléfono. Un poco extraño, pero bueno. El ambiente en general es genial, la decoración es bonita y la cocina abierta es bastante pintoresca. Sin embargo, la comida deja mucho que desear, lo cual es una pena porque los ingredientes son bastante interesantes y poco comunes. Por ejemplo, tanto la ensalada de remolacha como la col tenían demasiado vinagre, lo que hacía que el plato no estuviera muy sabroso. La berenjena fue muy decepcionante, no estaba especialmente sabrosa y la salsa parmesana no sabía mucho. Por otro lado, ¡la caballa y las mollejas de ternera estaban buenísimas! Los postres fueron bastante normales, a excepción de la bola de chocolate que acompañaba a la torrija. Los vinos fueron excelentes. En general no es gran cosa, especialmente si tenemos en cuenta el elevado precio de la cena.

Lamentablemente sobrevalorado! Pedimos 7-8 platos, solo dos eran realmente buenos: las mollejas y el makrel. La mayoría de los platos estaban empapados en demasiado vinagre, las ostras eran normales y la crema de parmigiano no sabía a parmigiano. También me decepcionó mucho la falta de sabor de los postres. La torrija es mucho mejor en otros restaurantes de BCN, y la tarta de chocolate también era muy normal. El emplatado de los platos está muy bien hecho, todo tiene una pinta estupenda. La selección de vinos naturales es definitivamente impresionante, pero la comida simplemente no estuvo a la altura. Especialmente teniendo en cuenta los altos precios, en general me decepcionó. Los camareros no fueron particularmente amables y nos sentimos muy apurados para asegurarnos de que no nos quedáramos más de 2 horas.

Excelente comida, servicio muy amable.

Algo dispersos los meseros, eso de que una persona solo es para bebidas y otra para comidas es un rollo que no agrada. El servicio si fuese general estaría mejor. Los platillos ricos normal. Era como comer ricas pequeñas porciones de platillos preparados.

Concepto curioso el del restaurante “Gresca” en Barcelona Eso sí, carta de vinos mejorable y precio de Estrella Michelín sin serlo, ni mucho menos. Salón con poco espacio, servicio rápido y ambiente atareado.

¡La comida es muy sabrosa! Pero si puedo dar un consejo es que no reserven en este restaurante a las 22:00 horas. Tuvimos que elegir rápidamente porque la cocina estaba cerrando (veníamos a cada minuto a preguntar qué queríamos) y mientras comíamos ya estaban limpiando, lo que nos hizo sentir apurados y nos impidió disfrutar de nuestra comida. Después de la cena queríamos disfrutar de nuestro vino, pero esto fue rápidamente interrumpido cuando nos metieron la factura delante de las narices y nos dijeron que nos fuéramos. Normalmente teníamos 2 horas, ¡pero este no fue el caso! Entiendo que los empleados quieran irse a casa, pero si tuviera que darle una propina al restaurante sería que no ofreciera reservas después de las 22 horas. Esto arruinó un poco nuestra experiencia gastronómica, a pesar de que la comida era de alto nivel.

Espacio acogedor con una buena decoración de los 70 con cocina vista. Carta relativamente corta de comida y larga en vinos con opción económica alguna. La comida es correcta, muy basada como ya sabíamos en la brasa, pero nada es memorable y se olvida a los 5 minutos. Hemos hecho, como nos han dicho, 6 o 7 platos por compartir y un postre cada uno y el titular es que las raciones son muy justas. Y aparte de justas hay poca cocina, nada sorprende demasiado. El precio, a pesar de no ser escandaloso, es algo elevado por lo que te dan: 50-60€ por cabeza sin bebida y sin salir no demasiado harto Sobre el servicio: el personal correcto, pero mucho rato entre plato y plato. Una hora y media en el restaurante para comer lo que hemos pedido es demasiado. Mucha fama por un lugar muy normal en nuestra opinión, no creo que repetimos.

Comida excelente y una propuesta original y diferente. Tanto la calidad como la preparación de los platos fue impecable, quizás las raciones un poco pequeñas considerado el precio. El local es muy bonito, y nos encantó la cocina a vista en medio del local.

Comimos aquí en nuestra primera noche de nuestro viaje de diciembre a Barcelona después de verlo recomendado. Y Gresca realmente no decepcionó. Personal acogedor y amable, un ambiente realmente genial y grandes obras de arte en las paredes! Toda la comida era deliciosa y fantástica y muy bien presentado. Me encantó la sartén con tomate, las anchoas, la ensalada de remolacha por nombrar algunos de los platos increíbles. Disfrutamos de un vino catalán encantador recomendado por el sociable somellier. Visitamos Barcelona regularmente y sin duda volveremos!

Ofrecen una cocina elaborada con notable nivel profesional y de una pulcritud técnica lineal francamente destacable. Aquí se consigue un tratamiento de unos productos de insuperable calidad con un respeto que las técnicas aplicadas, a veces de alto nivel, parecen simples y sencillas. La col a la brasa, los seitons marinados, el bikini con lomo ibérico acompañados de pan con tomate ofrecen toda la naturalidad del producto. El bacalao al pilpil es tan sutil como delicios; y lo mismo pasa con el pollo asado, es tan excelso como natural y ligero y ofrece toda la naturalitat de la carne que lo produce. El servicio, es extremadamente atento, y la oferta de vinos es francamente interesante, con notables botellas de cava de alto nivel. Perfecta elaboración de la tarta tatin y expectaculates y sabrosas las torrrijas de Santa Teresa. Las notables técnicas que comentamos quedan minimizadas por la insonorización del local, aquí hay trabajo a hacer, puesto que el nivel acústico se superior en DB.