Gelida en Barcelona

Muy agradable, comida de toda la vida muy bien hecha, magnífico servicio y una inmejorable relación calidad/precio

Lo frecuento para "almuerzos" y es uno de mis favoritos.

La comida es normal y la camarera es despota. No esperes buen servicio en este lugar

Exelente comida casera típica catalana, muy buen precio y calidad

Raciones acordes con su precio.

Gélida es una joya escondida en Barcelona y ofrece una auténtica experiencia gastronómica catalana. El restaurante tiene un encanto sencillo y de la vieja escuela que se centra exclusivamente en servir comida casera deliciosa a precios increíblemente razonables. El menú incluye platos tradicionales catalanes como escudella, butifarra amb mongetes (salchicha catalana con frijoles) y guisos abundantes que saben como si vinieran directamente de la cocina de una abuela. Las porciones son generosas y los sabores ricos y reconfortantes.

Excelente. Cocina catalana y de calidad, para mojar mucho pan. El pan buenísimo, del horno Gilabert, que está a su lado.

Antiguo Bar / Restaurant situado en la esquina entre Urgell y Diputació cuyo local e instalaciones permanecen estancadas en los años 70. Difícil encontrar mesa en horas punta, se pone hasta la bandera, por lo que ya te puedes plantear comer entre horas. Ambiente variopinto. Desde un grupo de currantes, hasta otro de jóvenes desubicados, pasando por los vecinos degustando sus platos preferidos o algun guiri sufriendo intentando comprender la logística ... Las mesas muy juntas y formando un tetris imposible proporcionan un ambiente "fraternal". Comes lo tuyo, ves los platos del vecino y escuchas la brasa de otro. Lo dicho, ambiente no le falta. El servicio rápido, eficaz y dispuesto. Es la única forma de organizar y dar de comer al follón de gente que se monta. Y por último la comida que en definitiva es lo más importante. Pues la comida perfecta. Todo bueno. Sin pretensiones pero ofreciendo todo aquello que deseas cuando buscas una comida casera y con un mínimo de calidad y a un precio ajustado y asequible. Un imprescindible en Barcelona. Si vas repites. Y siempre te quedará por pedir ese plato que viste en la pizarra y no te llegaste a comer...

Es la primera vez que fuimos, pero sin duda repetiremos. Ya contábamos con la espera en la calle por la hora a la que llegamos. Te apuntas en una lista y te dicen el tiempo aproximado, lógicamente. La relación calidad-precio es increíble para un local en Barcelona ciudad. Los platos son abundantes y con sabor. La atención al cliente es rápida y amable.

Gran lugar para platos sencillos y buenos precios! El no hacer reserva pero no esperamos mucho. Nada elegante, pero los platos son buenos.