Fogar do Santiso en Teo

Un lugar precioso, mágico, me atrevería a decir. ¡Excelente cocina, servicio rápido, vino excelente! ¡Muy recomendable!

En mi opinión es recomendable probarlo. No es nada del otro mundo, pero se trata de una experiencia distinta a la que ofrecen otros restaurantes, ya que está en un entorno rural y conserva esa esencia enxebre de sus inicios. Tiene tanto comedores de interior como de exterior. Perfecto para ir en familia.

Este restaurante se encuentra en una zona rural. Es muy agradable de visitar, ya que es un lugar completamente rústico. El producto es de calidad y se nota en el sabor. Los tomates están muy ricos. Los postres son caseros y deliciosos. Cuenta con un amplio estacionamiento junto a una zona donde se encuentran las vacas Cachena.

Ya no es lo que era, se han vuelto demasiado "Eco-Gourmet". Precios altos. Aún así, todavía sigue mereciendo la pena ir aunque sea sólo por ver el sitio.

Como siempre, todo muy rico. El lugar me encanta

es mi sitio favorito de toda Galicia... El sabor de los tomates, de las carnes... de las rabas... Siempre que puedo voy, y nunca sé qué es lo que más me gusta...

Fuimos a cenar en familia y la experiencia fue muy buena. Nos atendieron con mucha amabilidad desde el principio y la comida estaba rica, con productos de calidad y bien preparados. Lo que más nos sorprendió fue el lugar: es enorme y tiene un encanto muy especial. Han conservado el mobiliario y la estructura original, lo que le da un aire auténtico y único. Te sientes como si estuvieras comiendo en plena Edad Media. Sin duda, un sitio diferente y muy recomendable para disfrutar de una buena comida en un entorno con historia.

Es un lugar con encanto, la verdad, muy bien decorado, en plan rústico. Todo es rústico: las mesas, las sillas, la iluminación, el ambiente. Eso tiene su encanto, pero lógicamente también es un poco menos cómodo (si quieres un sitio cómodo busca otro con sillas, servilletas de hilo, etc.). Es lo que es, y me gusta. El servicio bien. Sin tirar cohetes. La comida está bastante bien, todo natural. Las raciones son medias, ni ridículas ni abundantes. De buen sabor, servido en platos de madera de distintas formas. Me parecen las carnes lo más atractivo del lugar, pero también los platos de huerta. Se está agusto, la verdad.

No es nada del otro mundo. Salimos contentos, pero no maravillados. Sabíamos a lo que íbamos y lo que queríamos. La calidad y el precio están acorde con los que pretendíamos y buscábamos. Bien. Correcto.

Nos gustaban las fotos y filosofía del espacio y decidimos ir a probar, aunque habíamos leído aquí opiniones muy negativas. Nos encontramos un espacio respetuoso con el entorno al máximo, y varias zonas con material reutilizado en construcción ( no son 'zonas caóticas y descuidadas") con varios proyectos en proceso y un montón de oportunidades para los más pequeños para imaginar, crear, jugar y experimentar, con recursos naturales, reutilizados y reciclados. Pero no hay màs que leer un poco el concepto del lugar en la web para entender lo que te vas a encontrar. Resulta que nos atendió el tal José, del que tan mal se hablaba en alguna opinión, y nos encontramos con un profesional que gestionaba su local de una manera muy competente y recomendando lo mejor de su propia huerta. La comida excelente, todo servido enseguida y en su punto, la cerveza tostada artesana, hecha por ellos mismos, espectacular. Y el precio estupendo para la calidad de producto que nos encontramos. Hay que tener en cuenta además las exigencias que requiere un producto para recibir el sello que lo acredite como ecológico, y desde luego, la comida de hoy ha sido exquisita. Volveremos una y otra vez, y deseando ya que sea verano para comer en cualquiera de las propuestas que se ofrecen en el exterior. Ya no quedan sitios así, ojalá continúe 30 años más, o más.