Fogar do Santiso en Teo

No me gustó, pero es así, quizás este equivocado, posiblemente, pero me gusta la buena mesa, no me importa el precio, eso sí... Una sola persona 53 euros. ( Chuletón "los he comido más grandes y... ¿820 gramos? Quizás con 250 gramos más si, agua 500 y café ) Merecen un mantel, de papel no hace falta más y para beber, un vaso vaso no un tarro de donde venían pimientos. El café de puchero, bueno pues vale, pero lo que no puedo pasar, es que sea un pucherito rajado. En fin, yo con no volver, me es suficiente.

Excelente sitio para ir a compartir con la familia. El servicio mejor imposible, todos los camareros super atentos. Tiene un parque para entreter a los pequeños. Una terraza que en verano se debe disfrutar mucho. Recomendable 100%

Mesas diminutas, son para tomar café. Precio excesivo, siete euros por unas sencillas patatas fritas, en Ourense. La croca sin acompañar, ni por un pimiento de la huerta propia. El botellin de agua a 2,50. Y, lo más, postureo gallego a tope y hablan todos en Español. Por cierto, no hay Estrella Galicia, pero sí Maho. En fin

Un sitio muy llamativo y acogedor , el paraje es un pasada y la ambientación sorprende, la comida muy buena todo lo que probamos , la tempura de malas hierbas buenísima y la tortilla también, el chuletón era muy bueno aunque el punto de la carne , a pesar de pedirlo muy muy poco hecho , un pelín pasada para nuestro gusto pero eso y por estos lares viene siendo habitual 😜. En general una experiencia muy positiva, volveremos!!!

Un restaurante celta rodeado de naturaleza con una carta con productos locales. Aquí podrá disfrutar del tradicional ritual de la queimada gallega.

Increíble!! No hay otro restaurante en todo Santiago, recomiendo a cualquier persona hacer una parada para comer o cenar. El sitio está en un paraje único, rodeado de bosques de eucaliptos. Su restaurante es como ir a otra época… tienen 3 zonas: al aire libre tipo merendero, en cerrado un salón precioso todo de madera estilo medieval, y una zona de parras al aire libre también pero con sombra todo. El sitio en todo momento está en plena naturaleza. La comida está buenísima, sabor auténtico nada de procesados artificiales… comida de huerto, la carne con un sabor muy top! De lunes a sábado por la noche hacen queimada con un pequeño espectáculo que recomiendo mucho ir, nosotros este verano repetimos 3 veces en este sitio. Tienen una zona tipo museo de cómo era el origen del restaurante, sus inicios. Recomiendo verlo. También tienen una especies de cuevas donde el “druida hacia sus conjuros” (esto a los niños les encanta) Calidad precio es top. Con un plato principal y otros dos para compartir vas servido ya que las raciones son grandes. Los postres son caseros y recomiendo pedir todos a ser posible… en especial la tarta de queso y el coulant (de estos repetimos un par de veces) El año que viene volveremos!!

Fuimos a cenar. Pedimos de cenar croquetas de grelos que para nuestro gusto nada que destacar, a nosotros no nos gustaron. Lo siguiente fue unas verduras a la brasa de temporada que estaban ricas y por último pedimos croca de cachena sin patatas, que las tuvimos que pedir a parte. La carne estaba buena pero me esperaba algo mejor. De postre pedimos helados que eran caseros y diré que estaban bastante buenos, sobre todo el de frutos del bosque. Creo que en mi opinión los precios un poco elevados para lo que al final ofrecen. La verdad es que me llevé un chasco grande.El ambiente donde está ubicado es rural y bonito.

Todo muy bien, un restaurante peculiar con una comida muy riquísima. Recomendable al 100%

lugar mágico pensado para familias (parque) y grupos para dejarse fluir y disfrutar de la curiosa propuesta. precioso entorno al aire libre, rústico, con hermosas mesas corridas de madera. tortilla de 10, deliciosas croquetas de grelos, pulpo nunca defrauda, fantásticos pimientos (ojo q pican), carne brutal, patatas de cine, empanada maravillosa, buenísimos los postres (helado y tarta de queso). un pero: mal y caro licor café. 100€ familia de 4.

No es nada del otro mundo. Salimos contentos, pero no maravillados. Sabíamos a lo que íbamos y lo que queríamos. La calidad y el precio están acorde con los que pretendíamos y buscábamos. Bien. Correcto.