Ferrum en Barcelona

He ido en varias ocasiones. La relación calidad-precio del menú es excelente. El servicio muy agradable. No te pueden dar más por el precio del menú, además el local es muy agradable y la puesta de la mesa (con manteles) excelente. Si tuviese que poner algún “pero” sería únicamente que, a veces, hay ruído ambiente al tratarse de un local pequeño y que siempre está lleno.

Empezaré diciendo que el personal fue muy amable y servicial pero en general no quedé muy satisfecho, la comida no estaba mal pero el único defecto fue que las porciones eran realmente demasiado pequeñas... y sobre todo demasiado estrictas.

Fuimos a comer 4 personas un domingo al mediodía un menu. De primero escogí los huevos Ferrum que venían con poca cantidad y el carpaccio estaba soso. De segundo cogí las costillas que tenían poca cantidad de carne, lo más malo fueron las albóndigas que venían sin salsa y se hacían tediosas. En general la comida no estaba mal, buena materia prima, pero algunas raciones pequeñas y nada que destaque. Lo mejor sin duda los postres, la tarta de queso muy cremosa y el tiramisú muy bueno. Además el precio un poco elevado teniendo en cuenta el tamaño de los platos.

Restaurante agradable, comida bien cocinada y servicio pulido. Repetiré.

Comida deliciosa en un restaurante realmente único. Fui con un grupo. ¡Muy recomendable! Respetaron mis peticiones especiales y me ofrecieron alternativas. ¡Espero volver pronto!

La comida buena, el entorno ruidoso

Si buscas llevarte un recuerdo realmente positivo de Barcelona, te recomiendo encarecidamente que visites Ferrum. Su ubicación en la Dreta de l'Eixample es inmejorable, lo encuentras sin ninguna dificultad. Lo que más me gusta es su propuesta de comida fusión, donde se nota el esmero de los chefs en cada plato. Considero que la relación entre la calidad que ofrecen y el precio que pagas es más que justa; no lo clasificaría para nada como un restaurante caro, ya que puedes tener una experiencia completa sin que se dispare de esos 45 a 60 euros por persona. Además, la flexibilidad en los métodos de pago es un detalle que se agradece. Un consejo útil: reservar mesa con tiempo es clave para evitar decepciones, suele tener buena afluencia de gente. El local en sí transmite una calidez especial, con una decoración cuidada que te hace sentir como en casa, y su terraza es un auténtico lujo en las cálidas noches de verano. El ambiente es tan acogedor que es el plan perfecto para una comida familiar. Y si quieres hacerte una idea, solo échale un vistazo a sus redes sociales; las fotos son tan apetitosas que dan ganas de ir directamente.

Menú mediodía en buena relación calidad-precio. Servicio correcto. Local y terraza bastante agradables.

atención inmejorable. cocina imaginative y de calidad. repetiremos. muy recomendable.

Hemos cenados en 7 (asi que mesa normalmente complicada) probando muchos platos de la carta. Todo estaba muy rico, el calamar relleno mi favorito. El servicio de 10.