Ezkaurre en Izaba

La relación calidad-precio no ajustada. La calidad sin más. Más de un error con la comanda. Y, a pesar de ello, ningún detalle.

Nuestra experiencia en el restaurante del Hostal Ezkaurre no pudo ser mejor. La comida estaba buenísima, fresca, casera y llena de sabor, con ese toque que te deja con ganas de volver. Entre todos los platos que probamos, nuestros favoritos fueron la ensalada de rulo de cabra, los chuletones y la tarta de queso, simplemente espectaculares. Es una opción perfecta para personas celiacas, ya que tienen un cuidado extremo con la contaminación cruzada, lo que da muchísima tranquilidad. Fuimos seis personas, incluido un niño, y se adaptaron perfectamente para ofrecerle un plato adecuado también para él. La atención fue excelente gracias a la cercanía y profesionalidad de la camarera, que a pesar de estar sola, supo gestionar todo el salón de forma impecable, atendiendo a cada cliente con una sonrisa y amabilidad. El restaurante está en un pueblo con encanto, en el precioso valle de Roncal, un lugar que merece la pena visitar. Se nota que es un negocio familiar levantado con esfuerzo y dedicación. Los dueños, una pareja de argentinos encantadores, hacen que te sientas como en casa. Sin duda, un lugar al que volveremos

Hemos comido genial, la ensalada de tomate con bonito y las croquetas exquisitas, y el arroz de setas y foie estaba espectacular, dejar hueco para los postres caseros la taten y el coulan 🤤. Muy recomendable

Un hostal dentro de lo normal bien lo mejor la ubicación🙉🙈

Habitaciones espaciosas en el centro mismo de Izaba, todo muy limpio y gente agadable, recomemdable

El restaurante un lujo, tanto la comida como el servicio de 10, muy buena comida sin florituras ni adornos.Volveremos

La calidad de la comida en el restaurante es espectacular, productos caseros y carne km 0. Todo muy bien cocinado, detallada presentación y trato exquisito por parte de la camarera. Repetiremos la próxima vez que volvamos por aquí, sin duda.

Solo comimos este domingo. No habíamos reservado, pero nos aceptaron igualmente. Pedimos unos pintxos después del aperitivo de bienvenida, todos muy buenos, luego lubina para las chicas y costilla de ternera para los chicos. Muy buena. Al igual que los postres y los cafés. Lo recomiendo; la joven camarera es muy amable y el dueño también. Volveré con más tiempo.

Estuvimos comiendo, todo riquísimo. Mención especial para las pochas, deliciosas, de esas que te recuerdan a tu madre y a tu abuela. Servicio y trato estupendos.

Todo muy sabroso, preparación casera y la atención de parte de las 2 chicas excelente,volveremos pronto para disfrutar de más platos.