Enigma en Barcelona

Está situado cerca del apartamento que alquilamos por una semana en Barcelona. Solo lo miramos desde afuera y nuestra cuenta bancaria casi se agotó al instante. Desde fuera parece misterioso, sí, un enigma…

Una experiencia completa y muy cuidada, un tres estrellas disfrazado de una, te hace pensar en las maravillas de la sencillez al tiempo que la complejidad de las combinaciones y textura. Un baile desde la entrada, barra, cocina y mesa. Qué maravilloso paladar de Albert, y qué cariño refleja todo, desde un elemento de la temporada, hasta un producto traído de China. Muy feliz degustar.

¡Gracias a Paul por su bienvenida y la excelente decoración de la sala pirata!

Una experiencia gastronómica muy especial y a la altura de las expectativas. El menú es completo, creativo y está cuidadosamente estructurado en distintos pases que exploran un mismo ingrediente desde perspectivas muy distintas: probamos varias elaboraciones con queso, setas y guisantes del Maresme, todas sorprendentes. Destacan especialmente los trampantojos, que juegan con la forma y textura para recrear un alimento completamente distinto al que realmente se está degustando. El servicio fue impecable: atento, cercano y perfectamente coordinado. El sommelier nos recomendó un vino blanco de Tenerife que resultó ser todo un acierto. Muy recomendable también pedir el plato de temporada junto con el menú: en nuestro caso, carpaccio de trufa con salsa de lamprea, absolutamente exquisito. Lo único que me impide poner cinco estrellas es el nivel de ruido en la sala, que personalmente me resultó algo molesto. Tal vez se deba a la decoración con cristales, pero desluce un poco una experiencia que por lo demás es sobresaliente. Aun así, recomiendo sin duda visitar Enigma: es cocina de altísimo nivel y creatividad.

Experiencia gastronómica inolvidable. La comida se sirve ceremoniosamente y al mismo tiempo con elegancia. El lugar es enigmático. Gran fiesta y fiesta posterior también.

Se acerca a un 2 estrellas, parece que necesitan competir con disfutar. Por favor, detén la introducción a la cocina, es incómodo.

El local es precioso y muy original. El menú degustación estaba exquisito y muy bien atendido por la amabilidad de todo el personal que servían muy coordinados.

Evidentemente las 4 estrellas también hay que tenerlas en cuenta respecto a las expectativas y al "coste" de la experiencia: quizás considerando este aspecto, estemos más hacia el "casi 4". Dicho esto, hermosa ubicación, algunos minutos de espera, hermosa "presentación" del restaurante y del personal, hermosa mesa (un poco apartada de la cocina, una pena, pero en definitiva bien dado el "ruido" que fue un poco excesivo en algunos momentos, quizás demasiado para un restaurante con estrella). El servicio fue bueno (algunos defectos, pero ciertamente de alto nivel), la comida tuvo pocos picos, tanto altos como bajos, por lo que todo estuvo muy bien, sin ningún plato que olvidar (quizás sí, el plato extra del menú que queríamos probar...) pero ni siquiera uno para "volver sólo por": si debo decirlo, mi mayor aprecio fueron los platos de setas y frutas. Los cócteles son buenos, tanto con las comidas como con los postres. Cabe destacar la sustitución completa de un postre por un pedido indirecto (sin picante): bien hecho. Una experiencia agradable, quizás demasiado "salada" para el impacto real y general.

Cuando entras en el restaurante te transpones a un mundo diferente: El espacio es moderno, fresco y elegante. Sin embargo, contrastado por una bienvenida extremadamente cálida de todo el personal. No hay tiempo que perder, la comida comenzó al instante con diversión bouche y bebidas. Cada bocado fue una sorpresa mágica de sabores y texturas. Tomemos, por ejemplo, el aguacate que resultó ser un hongo. Casi todos los platos probados muy excelente / delicioso con uno o dos que están menos alineados con mi paladar. El servicio fue impecable y atento y toda la noche fue un viaje increíble. Un cálido "adiós" y ayuda a un taxi terminó la experiencia excepcional. Volveré, seguro, siempre que pueda enganchar un lugar.

Esta fue mi segunda visita en 6 meses y sí: Enigma sigue siendo mi número uno. Uno de los mejores y mejores restaurantes que he visitado en los últimos años. Tienen un personal muy joven y los jóvenes necesitan la oportunidad de aprender. Sin embargo, cuando el camarero jefe no habla inglés o de una manera que es difícil de entender, se convierte en un problema. Entonces comienza a entrar en pánico, la coreografía de los 4 camareros sirviendo simultáneamente se vuelve caótica. El sumiller sirvió nuestra segunda botella del mismo vino, sin dar la oportunidad de probarlo, en vasos medio llenos. Un vaso no completamente vacío fue sacado de las manos de mi compañero de mesa cuando llegó el momento del postre. Así que la noche se volvió un poco estresante en la que ya no podíamos centrarnos si veníamos por: la excelente comida! Pregunta para la dirección: ¿necesitamos tanto alboroto? ¿Es menos no más? Y si la respuesta es que son necesarios tantos siervos, entonces debe ser perfecto como el resto de la tarde.