Bodega del Riojano en Santander

Hemos ido a picar algo, sitio antiguo, comida rica. Trato correcto sin más.

Impecable el servicio del restaurante, es un sitio que nunca falla. Yo que soy intolerante a la proteína de la leche me he sentido comodisima y sobre todo quería dar las gracias a Vicente por su gran atención.

Un clásico....vino y alguna ración rápida o te puedes sentar para carta

La comida exquisita como toda la vida, sin embargo, el servicio es pésimo como siempre. El local y el ambiente muy buenos.

Todo perfecto, la atención y consejos del camarero han sido un acierto. Imprescindible pedir la ensaladilla rusa, el arroz con leche, el solomillo de vaca vieja y la presa ibérica. No ha podido ser mejor elección y nos hemos quedado súper satisfechos. Restaurante con estrella michelin pero que sin duda, merece la pena por sus platos y la relación calidad- precio. Repetiremos sin duda alguna.

Uno de los motivos para volver a Santander, será comer de nuevo en la Bodega del Riojano. Nos encantó, comimos 2 adultos y 2 niños, el menú variado, la atención sobresaliente, y la mesa cómoda y tranquila. Pedimos Ensaladilla, croquetas, raviolis, steak tartar, postre y café. La comida extraordinaria. Muchas gracias por esta experiencia.

La comida muy buena, elegimos platos de carta y estaba todo rico excepto las rabas, que estaban sosas y con un rebozado mejorable.

Cenamos un menu que la verdad estaba todo increíble, la ensaladilla es brutal, y resaltar la atencion que tuvimos con dos chavales de camareros muy buena y de super buen rollo, muy recomendable el sitio, el ambiente espectacular, todo lleno, y eso que el local es inmenso, aqui os dejo unas fotos de los platos del menu La unica pega que puedo poner es que con el menu me quede con un poquito de hambre

Estuvimos cenando unos compañeros de trabajo. La verdad es que parece ser un sitio típico en Santander. Tomamos para compartir varias cosas como la ensaladilla que estaba espectacular o las anchoas, los caracoles,... y de plato principal el steak tartar que lo preparan muy bien.

Comida improvisada en Santander. Tenemos suerte y encontramos hueco para comer aquí, lugar al que mis abuelos llevaban a mi madre de pequeña. Bar con barra y alguna mesita que si tienes suerte te sientas o haces hueco, pero a las 13 ya estaba petado. Comedor oscuro con la luz justa, decoración singular con sus barricas pintadas. Ensaladilla rusa. Para mí es tipo la de La Maruca, pero ni siquiera sé si alguno de los dos lugares fue el primero en servirla así o es copiado de un tercero. Sea como fuere, está buenísima. Me encanta el punto de las piparras, las anchoas, el rábano, pimiento, huevo rallado... Untuosa y muy muy sabrosa. Pastel cremoso de cabracho con salsa tártara y pan tostado. No me convencía nada el acompañamiento de salsa tártara y resultó ser un gran acierto. La cremosidad del pastel es algo que no había encontrado en un plato que he comido en infinidad de ocasiones, ya que me fascina. Acompañado de tostadas muy finitas. Croquetas cremosas de jamón ibérico. Mínimo hay que pedir 4 unidades y eso pedimos. No hay foto porque llegaron cuando ya estábamos muy llenas, por lo que las pedimos para llevar. 47,6 € por lo comentado, agua y cafés.