El Remedio en Madrid

Todo lo que le pides , te lo concede.

Me gusta mucho, súper sencilla el Oratorio, el Niño del Remedio es especial y ayuda mucho es bonito

El Niño Jesús del Remedio (Niño Jesús del Remedio) es un preciado icono religioso ubicado en la Iglesia del Convento de las Bernardas de Madrid, España. Esta figura pequeña pero venerada representa al Niño Jesús y se cree que tiene poderes milagrosos, particularmente para curar y conceder favores. La estatua suele representarse con atuendo regio, que simboliza la divinidad y la realeza de Cristo, y a menudo está adornada con prendas ornamentadas, coronas y otras ofrendas devocionales de los fieles.

La ubicación es magnifica, junto a una iglesia del siglo XIX y cerca de unos acantilados y de los prados verdes del entorno. En nuestro caso llovió bastante y nos perdimos la mitad del encanto. Al grano: La cocina es excelente, corta pero todo muy bien elaborado, los pescados parece que todavía colean, los precios son otra cosa. Excepto los 2 blancos de la Bodega Miradorio, que está a 3 km, en el resto cargan casi el 100% del precio de tienda, y esto es a todas luces excesivo. La carta es extensa, priman Rioja y Ribera, pero hay para todos los gustos, si lo pagas. La terraza, cubierta, parece acondicionada para comidas de empresa/celebraciones.

Comimos en este restaurante de casualidad, en Comillas el miércoles cierran la mayoría de los restaurantes y buscamos un restaurante cerca. Enclavado en un bonito entorno comimos en una sala con vistas al mar. Una pena que estuviese diluviando y no pudimos dar una vuelta y disfrutar del paisaje. El camarero que nos atendió fue super profesional y contestó con mucha amabilidad todas nuestras preguntas. Un buen detalle es que te explican los platos fuera de carta y te dicen su precio Elegimos de entrante para compartir mejillones en escabeche que estaban espectaculares con un escabeche suave y una salsa para no parar. De segundo dos pescados, rape y San Martín que también compartimos. Muy ricos y con una base de patata buenísima. De postres compartimos una tarta de avellana y salsa de cacao con un gran sabor y una Créme Brulée al vapor con vainilla Bourbon de Madagascar muy suave y sabrosa. Mesa espaciosa, raciones muy generosas, una salida de platos fenomenal y una atención exquisita. Con una botella de agua, dos copas Tussio, el pan de masa madre salimos alrededor de 54 € por persona. Nos invitaron a los cafés.