El Ramblero en Barcelona

Pedazo de restaurante! Se come de lujo y el personal es gente majisima.

La parrilla de verdura no aconsejable. Escasa y cara

El sitio bonito, ambiente familiar. Pedimos el menú entre semana, presentación elaborado, rico pero raciones justitas. Un poco lento el servicio y atienden las mesas sin mucho orden.

Todo bien. Precio un poco alto, pero el restaurante está bien. Ni brutal ni nada mediocre. Todo correcto. Rápidos

Una década después de mi última visita, regresar a El Ramblero ha sido un auténtico reencuentro con la buena cocina. Gracias a un regalo en forma de cofre gastronómico, tuvimos la excusa perfecta para volver y comprobar que el restaurante no solo se mantiene, sino que ha sabido evolucionar sin perder su esencia. La comida sigue siendo excelente, con una carta creativa que combina tradición y diseño culinario. Probamos: • Timbal de escalivada con melocotón confitado: sorprendente y delicado, con un equilibrio dulce-salado muy bien resuelto. • Canelones de rustido con bechamel trufada: pura comfort food elevada, cremosos y gratinados en su punto justo. • Croquetas de huevo frito con jamón ibérico: explosivas, de esas que te obligan a cerrar los ojos al primer bocado. • Patatas bravas: crujientes por fuera, tiernas por dentro, con una salsa picante elegante. Cerramos con sus helados artesanos, elaborados in situ: una delicia que reafirma su apuesta por el producto de calidad y la elaboración propia. Las raciones son generosas y la presentación impecable. El espacio también ha sabido renovarse: diseño cuidado, iluminación cálida y agradable, buena temperatura ambiente y una limpieza que se nota y se agradece. Quizás, por poner un detalle menor, eché en falta algo más de vegetación para darle un toque más acogedor, y una iluminación LED en su fantástica vinoteca que la haga brillar como merece. Y mención especial al servicio, que fue simplemente fantástico. Los camareros, simpáticos y atentos en todo momento, y el dueño, cercano y pendiente de cada detalle, consiguieron que la experiencia fuera aún más memorable. En definitiva, El Ramblero sigue siendo una joya del barrio, con un tiquet alto que justifica la calidad que ofrece. Un lugar al que siempre apetece volver.

Muy rico y Kamal muy buen servicio y gran perdona

Muy buen lugar, nos atendió kamal muy buena persona y hospitalario

Visitamos El Ramblero y la experiencia fue excelente de principio a fin. Empezamos con unas berenjenas fritas en su punto justo de crujiente, seguidas de unas croquetas de jamón ibérico y huevo frito, muy ricas. El timbal de escalibada aportó frescura y equilibrio, y los canelones de rustido con bechamel trufada fueron, sin duda, el plato estrella: intensos, cremosos y muy bien presentados. El servicio fue impecable, cercano pero profesional, y las raciones generosas para dos personas. Una propuesta gastronómica que sorprende y deja ganas de volver.

Fuimos a celebrar un cumpleaños y pedimos todo tipo de tapas y todas buenísimas gran surtido y agilidad en el servicio buenas raciones y platos muy completos

Todo perfecto. Servicio dinámico, muy atentos y simpáticos. Comida de diez. Relación calidad precio muy buena. Repetiremos seguro.