El Meson de Fuencarral en Madrid

El cochinillo espectacular, aunque los torreznos son demasiado pequeños. Buen ambiente y camareros súper atentos y amables. Volveremos!!!

Si buscas cocina castellana auténtica en un entorno que rezuma historia y hospitalidad, El Mesón de Fuencarral es una parada obligatoria. Fundado en 1932, este restaurante lleva más de 90 años siendo referencia en la gastronomía madrileña tradicional. El local conserva el encanto rústico de un mesón clásico, con vigas de madera, chimeneas y un ambiente familiar. El trato del personal es cercano y profesional, de los que ya no se ven. En cuanto a la comida, el cordero lechal asado es el plato estrella: jugoso, con piel crujiente y ese sabor que solo se logra con horno de leña y años de experiencia. También destacan la morcilla de Burgos, el queso manchego curado, y una ensaladilla rusa que sorprende por su sencillez y equilibrio. El menú es amplio, fiel a las raíces castellanas, pero con guiños actualizados que no rompen con la tradición. La carta de vinos, bien escogida, ofrece opciones de Ribera del Duero, Rioja y alguna joya local. De postre, imprescindible el flan casero o la tarta de queso tradicional. Y si vas en temporada, el cocido madrileño es otro clásico que no decepciona.

Imprescindible reservar. Un lugar histórico con muy buen nivel de servicio y buenos platos.

Estuvimos la semana pasada de celebración familiar, nada más llegar tienes mucha zona de aparcamiento; la comida es muy buena, con platos de los de toda la vida, el servicio fue inmejorable, atentos, educados y detallistas. El tema de los alérgenos lo cuidan mucho, tanto en la información, la variedad de carta, en la contaminación cruzada y en la cocina, hacen platos que no parecen que estén adaptados, en concreto, en nuestra mesa había un intolerante al gluten, un alérgico a los frutos secos y otro a la proteína de la leche y ninguno tuvo ningún problema para comer. Simplemente decir que es 100% recomendable.

Es un gran sitio con una comida espectacular y un servicio de 10. Hay que reservar porque está siempre hasta arriba y, si vas y lo pruebas, entenderás su éxito.

Como siempre, buen producto, raciones apropiadas y el servicio espléndido

Asador clásico para comer un buen lechal o cochinillo. Unos callos de gran nivel, torreznos mediocres a pesar de su fama; morcilla, chistorra rica. en definitiva se come bien si. salirse de los clásicos. Muy cómodo para ir con niños por su parque infantil

Un mesón como los de toda la vida, con sus diferentes salones con chimenea encendida, servicio experimentado que te hacen sentir muy cómodo, el producto de calidad con precios normales. Es un lugar muy recomendable donde las comidas con amigos, celebraciones, negocios o si vas en plan romántico, siempre hay un espacio que se ajusta a lo que buscas. Repetiré sin lugar a dudas.

Fuimos unos cuantos del trabajo que nos encanta comer bien. Escogimos el meson porque me lo habían recomendado . Pedimos entrantes: torreznos, 1 tortilla con cebolla , 1 tortilla con callos, chistorra, morcilla, zamburiñas, ensaladilla con pollo Asado y croquetas. Personalmente la tortilla con cebolla, estaba espectacular. Después pedimos cada uno un entrante. Paletilla, rape, atun, albóndigas de ternera, el lomo alto, que olía especial, solomillo y entrecot. Cada plato se notaba el mimo y el gusto por lo rico. Trato del maitre el camarero y la que parecía la encargada, fue buenísimo y correcto, recomendandonos y siempre atentos a traer bebida y pan. Sin duda volveremos con gusto.

Estuvimos ayer comiendo, refugiados del calor en sus amplios salones. La atención y profesionalidad excelentes. La carta clásica, probamos las migas y el pollo al ajillo. Las migas no estaban muy conseguidas y la pinta de los torreznos regulera. Me gustaría volver en invierno al salón de la chimenea...es un espacio muy agradable.