El Celler de Can Roca en Girona

Cumplió sobradamente las expectativas, el menú consta de más de 20 platos en total, contando entrantes, platos y postres, y todos sorprenden. El sabor y la presentación están por encima de trucos o trampantojos de otros restaurantes de este tipo, pero lo que es genial es que un plato de guisantes, o de aceitunas, o de habas esté tan bueno. La combinación de sabores y cómo progresa el menú es simplemente perfecto, sin estridencias. Hay más marisco que carne, al menos en primavera que es cuando lo he probado, y sales extremadamente satisfecho pero no se hace nada pesado. Es difícil destacar algo entre tantas exquisiteces, pero el trío de pato estaba espectacular, así como todo lo que llevaba setas, y el postre de espárragos me voló la cabeza - a mí, que no me gustan los espárragos - . Pero no hay ni un solo plato regular. Al final de la cena pudimos conocer a los hermanos Roca y nos hicieron una visita a las cocinas que estuvo genial. Mucho mejor que el típico paseo entre las mesas que suelen hacer los chefs en este tipo de restaurante, fue una experiencia realmente cercana. El restaurante además es muy bonito y el servicio es impecable.

Un restaurante muy bonito que tuve para mi 40 cumpleaños. Una comida excepcional con platos bonitos y una presentación original, en la que destacan los globos terráqueos de los aperitivos. El maridaje entre comida y vino es gigantesco, en definitiva un buen rato en un entorno precioso con una cocina muy agradable y buenos postres.

La felicidad. Perseguir la Felicidad Si la vida se debería ajustar a esa premisa, gastarse cerca de cuatrocientos euros en una comida no debería hacernos flojear en esa misma persecución. Desde el primer minuto en El Celler, me han hecho muy feliz. No te lo pierdas una vez al menos en tu vida.

Habíamos decidido darnos un capricho por nuestro 25 aniversario de boda con un fin de semana en Girona y una visita a este restaurante de tres estrellas, reservado 11 meses antes para la ocasión y fue una experiencia única. Tuvimos el menú de fiesta (15 entrantes, 15 platos principales y mignardises). El menú de siete platos cuesta sólo unos cincuenta euros, ¡así que está bien! Nos quedamos sorprendidos porque inmediatamente nos dieron un único menú, el festín, como si no tuviéramos elección, lo cual no es así, pero fue un poco confuso desde el principio. Dudé porque tenía miedo de no poder comerlo todo, pero al final todo salió bien; Son platos que se pueden comer en uno o dos bocados. Nuestro camarero hablaba francés y nos explicó la historia de cada plato y cómo comerlo. El momento de las copas virtuales es muy agradable, una bonita manera de terminar esta comida y nos vamos con la tarjeta del menú de recuerdo. Un muy buen momento del que no nos arrepentimos.

Fui hace tiempo, pero no había hecho reseña todavía. Obviamente es un 100 sobre 10. Es una experiencia increíble. Nos pudimos hacer fotos con Jordi Roca cuando sacaron los postres. Nos enseñaron la cocina al terminar y además, había un postre que vi en la tele y que no estaba en el menú, me dijeron que en caso de tenerlo disponible, podía pedirlo. Por suerte lo tenían... Así que pude degustar un postre más aparte de los del menú.

Fuimos a cenar un grupo de 6 y la experiencia fue inmejorable, de 10. Llegamos sobre las 20h y salimos del restaurante sobre la 1 de la madrugada aproximadamente (salimos de los últimos). Cada plato es como una obra de arte y se disfruta de cada uno al máximo. El servicio es impecable, muy cercano y profesional. Cada detalle está cuidado, desde la vajilla hasta la explicación de cada plato y maridaje. Aunque su precio es un poco elevado, la experiencia es inolvidable y vale mucho la pena para los amantes de la alta cocina.

La profesionalidad y originalidad de los platos en estado puro. Un viaje sutil desde la riqueza de productos, el terruño y la cocina tradicional catalana, realzando cada plato con un toque de magia, un toque de fantasía y un toque de locura. Una experiencia excepcional para vivir al menos una vez en la vida, ¡la perfección! Muchas gracias por este bonito paseo culinario, a los hermanos Roca y a todo el equipo del Clan. 🙌🥰

Tal como esperábamos, la comida estaba muy buena. El servicio es de 10. Es una experiencia distinta, que hay que probar al menos una vez. La atención de Josep Roca es exquisita. Una pena que sea una experiencia tan cara porque si no repetiría seguro.

Soyons clairs ; il ne doit pas y avoir beaucoup d'autres tables qui sont supérieures à celle-ci ! Tout est fabuleux d'un bout à l'autre ! Emmenés dans un balai brillamment orchestré, nous avons parcouru les 17 mises en bouche, les 17 services et les 19 vins proposés dans un tourbillon de sensations gustatives et d'émotions. J'en suis personnellement ressorti "KO" tellement ce fut grandiose ! Il est certain que je reviendrai ici.

Se ha cumplido uno de mis sueños, precisamente en el día de mi cumpleaños y toda la experiencia ha sido inolvidable. Desde que llegas y abres la puerta de madera desde su patio, hacen que te sientas en tu casa; gracias a Josep por acompañarnos a la mesa y a Jordi por acercarte en varias ocasiones a saludarnos y a Joan por firmar el libro a tu vuelta de la gala Michelin, que me llegó mucho antes de lo que esperaba. Y comenzó el festival; toda la primera hoja del menú está dedicada a los aperitivos, lo que ya te pone en contexto de su extensión, nosotros estuvimos casi cuatro horas. Y todo tan apetecible como el comienzo con el consomé calentito con las caras de los tres hermanos, perfecto para esta época del año y que se agradece en un menú de esta categoría, para luego repasar muchos de los clásicos desde el año 2000, de los que destacaría las combinaciones tan ricas de mar y montaña, y el sabor tan intenso de cada bocado de las elaboraciones con setas y mariscos como el langostino al vapor de manzanilla, la ostra con palo cortado o el turrón de foie, a lo que ayuda el perfecto maridaje con cava y vinos de Jerez. Y ya metidos en los principales, continúa el homenaje a las setas con una secuencia de elaboraciones increíbles de ellas que va cada vez a más. Sepia, navajas, gamba de Palamós, y un delicioso trampantojo donde el bacalao es el puerro y el puerro es el bacalao, para llegar a un suquet de peix terminado en mesa que de nuevo, nos emociona por su intensidad y concentración. Finalizando con el mar y montaña de la cigala y la pularda que dan paso al esperado pichón que es una obra de arte en el plato y por fin el xuxo de Girona en su versión de estofado de pato. Y llegamos a los esperados postres con sabores y olores inimaginables como el del libro antiguo o los refrescantes besos, así como el uso, de nuevo, de setas como el boletus, ahora en postre a la brasa, confitado y crujiente. Increíble. Y nos fuimos al festival del cacao por unos momentos a través de las gafas de realidad virtual, cuando me llegó la sorpresa de mi cumpleaños, con velita y todo, y una noria con toda clase de chocolates y cacaos de auténtico lujo.