El bar en Valladolid

Uno de los restaurantes donde no se puede dejar de visitar, la atención de todo su servicio es impresionante, la carta de vinos es amplísima, un picoteo donde no falta detalle.

Espectacular cena la que tuvimos. Los platos elegidos y los vinos con los que acompañamos la velada hicieron de esa noche una de las mejores en mucho tiempo. Producto de temporada, tratado con cariño, y un servicio impecable que cuida cada detalle sin resultar intrusivo. La cocina demuestra un respeto absoluto por la materia prima: sabores nítidos, combinaciones equilibradas y una presentación que habla de oficio sin artificios innecesarios. Cada plato sorprendió sin perder esa sensación de “hecho con alma” que solo se encuentra en restaurantes que aman lo que hacen. La armonía entre la propuesta gastronómica y la selección de vinos completó una experiencia redonda. Se nota que detrás hay criterio, escucha y ganas de que el comensal disfrute de verdad. En definitiva, un lugar al que apetece volver, porque no solo se come bien: se vive una experiencia que deja huella. Me enamoré absolutamente!

Es uno de los mejores restaurantes del país, comida honesta, trata excepcional y una carta de vino para enamorarse. Vale la pena ir a Valladolid solo para ir a EL BAR.

Impresionante nivel de comida al que acompaña una variedad de vinos que deja corto a muchos "estrellas michelin" Se nota en la comida la pasión por la cocina, y en la bodega, la pasión por el vino. Sencillamente EXCELENTE

Comida muy buena y una gozada de vinos

La oreja confitada exquisita, los callos, ensalada de sardinas, todo fenomenal. El arroz escaso y muy caro, 2 raciones de arroz 60€, parecía 1 ración escasa sin más. Por otra parte no se puede ofrecer un tipo de vino que no tienen más botellas (pues negros) y luego el 2 lleno de posos, solicitó cambio de copa y no se preocupan de ver la copa, la siguiente igual. En fin por la oreja volvería, por el resto No.

Excelente selección de vinos y una carta pequeña pero muy rica. Atención detallada.

Lo que más me gustó de este restaurante es la atención que nos dieron que hacía sentirte especial, tanto del camarero como del chef. La carta no es muy grande, pero se nota que le ponen especial atención en cada plato. Estuvimos en la terraza cubierta y muy a gusto. Los platos estaban buenos, no muy abundantes y no es barato, pero muy bien.

Comida y trato espectacular . Precios súper adecuado con la calidad

Una atención especial, un producto con calidad máxima, un mimo a la gastronomía de toda la vida impresionante Una carta pequeña pero suficiente