Ebisu by Kobos en Madrid

Uno de esos sitios donde tanto la gente como el producto se alinean para darte la experiencia perfecta. Mas que recomendable si quieres disfrutar de la experiencia japonesa sin salir del corazón de Madrid! Volveremos y lo recomendaremos!

El servicio y el ambiente son agradables pero sentimos que la comida no merece lo que pagas por la experiencia.

Ebisu by Kobos es una experiencia única en Madrid, un homenaje al sushi más puro y tradicional. En una barra íntima de solo nueve plazas, el chef José Kobos despliega una precisión milimétrica y una sensibilidad japonesa auténtica. Cada bocado del menú omakase —unos 15-16 pases por 185 €— es una lección de equilibrio, técnica y respeto al producto. Nigiris perfectos, cortes impecables y una atmósfera de silencio y concentración que convierten la cena en un ritual. No es un sitio para cualquiera: es para quienes entienden que el sushi es arte.

Increíble experiencia, vale hasta el ultimo céntimo de lo que se paga. En cuanto al ambiente: coincido con alguna reseña que he visto mas abajo. Tienes que compartir la experiencia con 8 personas, desconociendo que persona te va a tocar al lado. En nuestro caso, tambien nos tocó una pareja bastante 'cuñada'; ambos queriendo llamar la atención constantemente. Hubo un momento que con el sandwich de la mama, se la escuchó a ella exclamar ante el contenido del plato 'Que horror!' ( imagino que para ella tal contenido no tenia cabida en una experiencia asi); preguntando él con cada nigiri, sin dar tiempo al chef a que introdujera el plato y se explicase 'Eso que es?'. Igualmente, otro comensal comentó que tenía alergia a una fruta (que incluía el postre), a lo que ella quiso saber sin remilgos, y pese a que no se conocían de nada' y qué es lo que te pasa?' Es lo único que me hace dudar si repetiría, porque en cierta forma opaca una experiencia que cuesta lo que cuesta; aunque entiendo que la mala educacion es algo que se escapa del control del equipo del restaurante. Razón por la cual se mantienen las 5 estrellas.

Experiencia increíble. Uno de los mejores lugares de sushi en los que he estado. ¡Imprescindible en Madrid!

Sin duda merece la pena la experiencia. Es súper cercana con el chef y el menú es extraordinario. Volveré muy pronto.

Espectacular servicio y calidad extrema en los cortes, arroz y todo lo que hace que cada bocado sea redondo. El kakigori al final es un toque muy simpático y los guiños a Sanlúcar son constantes pero bien hilados

¡Pasamos una velada maravillosa! La comida fue excelente y realmente disfrutamos de la fantástica compañía de los demás huéspedes. El sake estuvo absolutamente delicioso y le dio el toque perfecto a una noche ya memorable.

Producto excelente y técnica muy cuidada por parte del chef. Incluimos el maridaje y fue un acierto porque, aunque eleva bastante el precio, es un complemento perfecto. La sumiller nos explicó con todo detalle cada trago y por qué lo había elegido, atendiendo también a todas nuestras preguntas. Sin embargo, no puedo decir que la experiencia haya sido excepcional como uno espera cuando va a un sitio así; tuvimos la desgracia de coincidir con un comensal que, por lo que decía, era amigo del chef y convirtió el omakase en la barra del bar Pepe, donde él era el parroquiano que se pasó 4h contando fanfarronerías, batallitas y comentarios homófobos y caducos que todos tuvimos que sufrir, por el formato barra del restaurante y porque se aseguraba de hablar alto para que todos le oyésemos. Es una pena porque no nos dejó disfrutar como nos hubiera gustado y dificultó que pudiéramos escuchar bien las explicaciones de chef y sumiller. Igual que cuidan detalles como que no vayas perfumado para no desvirtuar la comida, deberían poner atención a este tipo de actitudes que pueden arruinar una experiencia que puedes permitirte ocasionalmente.

Gran experiencia gastronómica a cargo de un chef que demuestra en cada pase un dominio sobrado de producto y técnica. Muy recomendable el maridaje, no solo por lo bien integrado que está con cada pase, sino por el servicio amable y didáctico de una gran sommelier. Tuvimos la mala fortuna de coincidir con un grupo en el que un CUÑADO (a falta de una palabra que en menor espacio pueda resumir al personaje) copó constantemente la conversación hablando a voces y fanfarroneando de los muchos y muy caros restaurantes a los que va semanalmente. En ocasiones era difícil escuchar las explicaciones de la sommelier mientras de fondo escuchabas que este personaje, cuando come, "mariconadas, las justas", o que él, entre semana, come "cualquier mariconada". Uno no tiene por qué aguantar estas cosas en 2025. No quería reflejar este hecho en la nota total al restaurante dado que no es responsabilidad del chef ni su equipo, pero al mismo tiempo se me hace imposible no mencionarlo cuando el chef, que parecía tener amistad con esta persona, no pareció tratar de poner límite a esta situación para garantizar el ambiente que creo que este lugar merece. Francamente, fue imposible disfrutar de la experiencia.