Distrito 798 en Madrid

No tengo más que buenas críticas para este sitio. Carta reducida pero sin nada que sobre: todos platos que vale la pena probar. Como era la primera vez fuimos con el mix de nigiris y el dragon maki: fabuloso todo. Acompañamos con un rosado, hubiera preferido el albariño porque era más dulzón de lo esperado, pero al airearlo cedió y fue un excelente complemento. La atención es impecable. Y el ambiente, inmejorable. Tranquilo, apropiado para relajar y con buena música. Recomiendo, yo sin dudas vuelvo. Ah, nos dieron unos chupitos de hierbas y pacharán de cortesía al final que fueron como piña.

Cenamos en Distrito 798 y la experiencia fue excelente. La atención fue impecable: muy amables y súper rápidos en el servicio. El ambiente es tranquilo, con música suave que permite conversar sin problema. Pedimos un vino rosado que estaba riquísimo. Reservamos con la app The Fork y obtuvimos un 40% en la carta (salvo bebidas) y todo funcionó perfecto. Sin dudas, un lugar para volver.

La comida muy bien, calidad y presentación. La atención de Noelia, excelente, fue muy amable y nos recomendó lo más adecuado a nuestros gustos. A destacar el solomillo de atún "tierra y mar". La cantidad de los platos, no es muy abundante, suficiente. Tranquilidad en la sala, había pocas mesas ocupadas, y rapidez en el servicio. Con el descuento de TheFork, merece mucho la pena, repetiremos.

Cena perfecta: servicio, comida, ambiente. Repetiremos

Un espacio muy agradable y un servicio muy atento y amable. La comida muy buena, a destacar el tártaro de atún

Comida riquísima. La atención muy buena. Es uno de nuestros sitios habituales. Local un poco frío, con una zona de mesas con poca luz, con velas y demás. Si quieres comer con luz recuerda pedir mesa con luz

Una experiencia única a un precio bastante razonable.

A mí no me gustaba el sushi hasta que fui a distrito, el maki de anguila excepcional junto a su arroz chaufa, el postre de muerte por chocolate es enorme. Los camareros son muy amables y simpáticos. El lugar es tranquilo y amplio. Siempre que hacemos una quedada con amigos y quieren sushi vamos a allí.

Hemos comido aquí un domingo lluvioso con mi mujer y mi niño, un domingo lluvioso. No había nadie, absolutamente nadie, en la entera sala; no hablo en sentido figurado, éramos solos. Aun así, con mesas cómodas de 4 o 6 comensales, nos pusieron apretados en una mesa de 2, donde ni los platos cabían, inexplicable, aun teniendo un niño y necesitando algo más de espacio. Los platos bastante buenos, pero precios sin oferta desorbitados, con lo cual, reservando con la oferta, se convierten en precios normales y corrientes de un restaurante medio. Tampoco estamos en el centro. Al final, esta política de poner precios excesivos para luego publicitar la reserva con descuento en su web se entiende mucho. Igual, si tuvieran precios normales, tendrían alguna reserva más. A final de la comida, el camarero se llevó todos los platos a la vez, aunque no iba de prisa, pudiendo hacer dos viajes y, por esta manera aproximativa de hacer las cosas, manchó el abrigo de mi mujer. Si lo hubiese hecho sin prisa, ya que como digo, no había nadie en la entera sala, no habría ocurrido. Seguramente no volveremos, aunque la comida está bastante bien, no tiene sentido cómo funciona este restaurante.

Este es un restaurante que conocemos desde hace años y lo increíble es que sigue siendo excelente en todos los aspectos, a pesar del tiempo transcurrido. Es de destacar al Sr. Rondel Quilala aunque todo el personal atiende muy bien; nosotros en esta última oportunidad pedimos : gyosas fritas, Mar y tierra, nigiris de foie con frambuesa y para finalizar el plato "estrella" arroz chaufan ; todo riquísimo , con la calidad de siempre, para beber vino verdejo. Esta situado cerca de plaza Castilla junto al hotel Melia Castilla que tiene parking. Lo recomiendo totalmente.