Casa Vidal en Valencia

La comida es excelente. Me imagino que no quieren subir los precios por principios, pero la comida que sirven esta demasiado bien por el precio. Por ejemplo, el conejo es un plato que cocinan extremadamente bien y aun así lo sirven por solo 10€. Pagaría 20/30€ sin problemas.

Restaurante de barrio con la mejor atencion y comida.

Primera visita a un restaurante que me había sido muy recomendado. No reparé en las difíciles circunstancias: viernes prenavideño. Comienzan el servicio de sala relativamente tarde (14h.), así es que llegamos prácticamente los primeros, si bien no tardó en llenarse. Sala cuadrada diáfana con mobiliario clásico y cocina a la vista separada por un gran ventanal con un cristal que aísla completamente. Buena atención en sala, con rapidez y profesionalidad a pesar de las circunstancias; se ve clara la experiencia. Muy buen género para preparaciones sencillas de perfecta ejecución. Todos los platos llegaron con un buen ritmo y perfecta temperatura. Preparaciones sencillas pero impecables. La sepia en su punto de plancha, las puntillas con un rebozado ligero y crujiente, nada aceitosas. La carne tierna, sabrosa y jugosa. Bien caliente y perfecta en el punto de cocción a demanda, con un punto de brasa muy bueno. Un lenguado sin pega alguna. Carta de vinos clásica con alguna falta, excusable en estas fechas. Algo corta, quizá, de blancos, pero suficiente. Algunos postres caseros también clásicos. Los precios, acordes con el producto. Según la comanda subirán más o menos, pero me parecen razonables. Si acaso no me gustó que cobraran el ajo aceite por separado del servicio de pan, pero es un detalle menor. En resumen, un asador clásico, con muy buen producto, buenas preparaciones y buena atención. Superó muy bien la prueba en un día complicado. Merece la pena volver, si bien, en mi caso, me viene a desmano. No obstante, lo intentaré; locales así ya quedan pocos y cada vez menos. Es una suerte encontrarlos.

Recientemente cené en Casa Vidal y, en general, fue una experiencia bastante agradable. La ambientación del restaurante ha quedado un poco anticuada, lo que le da un aire nostálgico, pero el verdadero atractivo del lugar es el trato del personal. El dueño es muy simpático y amable, lo que hace que te sientas bienvenido desde el primer momento. En cuanto a la comida, la calidad del género es muy buena. El jamón de bellota estaba delicioso, definitivamente uno de los puntos fuertes de la cena. El queso, aunque normal, complementó bien la degustación. Los calamares estaban aceptables, aunque un poco tirantes, lo que podría mejorarse. El plato principal, el entrecot de vaca vieja, tenía un buen sabor, pero el mío estaba ligeramente tirante, la carne estaba al punto, lo que le restó un poco de puntos. Sin embargo, a pesar de estos pequeños detalles, la carne estaba sabrosa. Por último, los postres fueron un verdadero acierto, y los disfrutamos mucho. En resumen, Casa Vidal es un restaurante con una buena oferta gastronómica y un ambiente acogedor. Le doy 4 estrellas, ya que quizás ese día no pude disfrutar la carne por estar tirante. Sin duda, regresaré para probar más de su menú y darle otra oportunidad.

Comida familiar. Servicio rápido y atento. Los entrantes estaban bien, tellinas, bravas... Pero el arroz al horno, servido en paella, no estaba muy allá, arroz pasado, algo empastrado y el sabor no era el típico de cuando lo haces al horno.

Muy buen restaurante, comida y cena, mucha calidad en los platos, sobre todo las carnes. Paellas, pescados, aperitivos ensaladas y su sangría🤤...todo de 10. Rustico asador con un toque valenciano,con muy buen trato, repetimos habitualmente😋😋 porque no defrauda😜

Relación calidad-precio excelente, hacen la comida a la brasa y está muy buena.

Un buen restaurante como los de hace treinta años. El local mantiene el encanto y el trato es bueno. Volveremos

Espectacular! Siempre se come bien en lo de Vidal! Atendido por sus dueños!

Me apetecía carne, miré por la zona que estaba y apareció casa Vidal. Muy buena atención, entrecot muy bien preparado, precios comedidos. Un acierto