05/05/2025: Una experiencia redonda, completa, que va mucho más allá de lo gastronómico.
El establecimiento está cuidado al detalle, pero sin resultar artificial. Todo limpio, ordenado, y con una lógica detrás. Hasta el taburete al lado de la mesa para que dejes tus cosas me pareció un buen gesto. Puede parecer una tontería, pero refleja que piensan en lo que sus clientes pueden necesitar.
El servicio fue impecable. Durante la comida vinieron unas seis o siete personas distintas a explicarnos los platos, cómo comerlos, a preguntar si todo iba bien… siempre con cercanía, sin agobiar, pero con un ritmo constante, sin ser acelerado o lento. Se nota que hay una estructura bien pensada detrás.
Un detalle curioso: si necesitas ir al baño, te piden que avises para no romper el ritmo del pase. Puede sonar raro, pero tiene sentido si lo que buscan es que cada plato llegue en su punto exacto. Y ya que hablamos del baño: pequeño, pero impecable, con toallas (secas y húmedas), cepillos de dientes y una esencia calmante.
En cuanto a la comida, estuvimos unas tres horas y pico, y la verdad es que se pasaron volando. No es fácil lograr eso con un menú largo. Los primeros “snacks” fueron una buena carta de presentación: fríos, potentes, suaves… sin llegar a llenar, simplemente abren el apetito y preparan para lo que viene. Aún así, un sabor increíble.
A partir de ahí, el menú avanza con equilibrio. Hay platos más intensos, otros más neutros, fríos, calientes, atemperados... pero todos muy bien pensados. Mucho producto local: setas, flores, hojas silvestres, trucha, leche… ingredientes que, a simple vista, pueden parecer humildes, pero que están tratados con un cuidado enorme. Las proteínas, como la gallina/gallo, merluza eran de un calidad muy alta pero con sabores bien pensados. Recuerdo especialmente unas flores fritas en tempura —solo se dan en esa zona de Asturias— me parecieron uno de los sabores más increíbles que he probado en años. Sí, unas flores pequeñitas. Brutales.
Yo soy vegetariano, y aunque en la web no anunciaban que existiera algo para vegetarianos, al dejarlo indicado en la reserva, y como tenían que confirmarnos la reserva, se adaptaron sin problema. Incluso me comentaron que alguno de los platos lo estaban probando ese día porque “estaban probando cosas nuevas”, y acertaron de lleno. Agradezco muchísimo ese nivel de atención. El resultado fue un menú completo, saciante, sin pesadez, sin esa sensación de haber comido de más. Comí a gusto y salí ligero.
Uno de los platos que más me sorprendió fue uno de calabacín con salsa de tomate y una especie de aceite de albahaca. No exagero si digo que ha sido el mejor plato de calabacín que he comido en mi vida. Increíble.
Y luego están los postres, que sinceramente, no me los esperaba. El helado de kéfir tenía un sabor muy suave, muy ligero. El postre de maíz en diferentes tipos de preparación es una obra de arte, pero difícil de explicar. Y los dos últimos bocados, que a priori parecían algo anecdótico, me dejaron con un sabor de boca espectacular. Uno era como un dulce de miel, y el otro parecía casi un corcho, pero estaban buenísimos. Me dio la sensación de que esos últimos bocados estaban ahí para cerrar la comida con intención de, como diciendo: "mira qué nivel tenemos". Es como un mensaje final al cliente en plan: “esto es lo último que vas a probar hoy, así que si este es el nivel que tenemos hasta para el último bocado, Imagínate lo que queda por descubrir si vuelves”. No sé si es marketing o intención pura, pero funcionó. Yo, desde luego, me quedé con ganas de más.
En resumen: un sitio donde todo está medido, pero sin agobiar. Se come bien, se está a gusto, y se nota que hay trabajo, cariño y atención real detrás. Los empleados son un amor. Da igual que sea un 3 estrellas Michelin (+ 1 estrella verde): lo que más se percibe es humanidad y cercanía. Y aunque no sea barato, la experiencia lo vale. Porque no es solo comer. Es vivir algo especial. Y cuando todo encaja así, merece muchísimo la pena.
Muchas gracias por todo!
26/04/2025: Ha cumplido mis expectativas sobradamente. Lástima que hace 6 meses tenía una reserva y no pudimos acudir por temas personales, cuando ostentaba 2 estrellas y el precio era más asequible 😛. Desde el primer momento te hacen sentir como en casa. La atención es impecable y tienen más de un bonito detalle, que no revelaré para no hacer “spoiler”. El sitio está ubicado en una zona privilegiada y la comida es sencillamente espectacular. Una variedad y cantidad excelentes. Cada pase supera al anterior. Para repetir sin lugar a dudas